Ignacio Ruiz Quintano
Abc
Tiempos paulinos, los nuestros, y no sólo por Pablemos.
–Soportándoos unos a otros, y perdonándoos unos a otros si alguno tuviere queja contra otro –escribe Pablo a los colosenses.
El chisposo Juncker perdona a España la multa por el déficit y la chisgarabís Carmena perdona al Orgullo Gay las ordenanzas municipales. En este teatrillo de la inexistente política española queda por ver que ese par de dependientes de comercio que son Snchz y Rivera perdonen a Mariano su triunfo y se avengan a pastelear un gobierno, que nos puede salir por un Perú y dos vacas de Juan Lanzas para Snchz y por un Congo y una quesada de Felisuco para Rivera.
Desde luego, es justicia poética que, después de dos elecciones, todo dependa de una abstención, la de los socialistas, quienes, al decir que no se abstienen, lo único que hacen es poner precio a la abstención.
Ahora que ya no tiene a su lado a Irene Lozano, que era la experta en san Pablo, hay que decirle a Snchz por qué terminará él absteniéndose en lo de Mariano: por el eón.
En lenguaje schmittiano, Europa está perdida sin la idea de un “Kat-echon”. Mariano no sabe de ningún “Kat-echon”.
–En su lugar, busca hábiles componendas.
Y se niega a ser un vencido que acepta su derrota.
La Iglesia ha desaparecido en España, aunque, de ir de niños a misa con el abuelo, recordaremos que la expresión griega “Kat-echon” está tomada de la “Segunda epístola a los Tesalonicenses” de san Pablo y significa “el que retiene”, una idea histórico-providencial según la cual corresponde al “Imperium” cristiano la misión de “retener” el advenimiento del Anticristo (Pablemos, en el teatrillo español) y evitar el fin del “eón”, o era actual, o sea, el marianato.
Mas Mariano no es Obama, “el hombre más culto de la tierra”, según el líder espiritual de Ciudadanos, pues en Viena pide perdón por no hablar el austriaco y en El Cairo alaba al califato de Córdoba por defender la libertad de prensa contra la Inquisición.