miércoles, 15 de julio de 2009

LOS TORITOS DEL TELEVISOR



José Ramón Márquez




Cito a Hervás, el único de quien me fío: “Parecían los toritos de encima del televisor que se llevan los guiris como souvenir. Estos toros de hoy, eran los novillos del primer día de feria. O más chicos que los de Pericalvo. Todos reuniditos de kilos, el que más pesó no superó los 545 y sin embargo para el encaste ya eran grandes. Para Pamplona, no. El toro de Pamplona es otro toro y curiosamente a nadie le ha dado por protestar, lo que quiere decir que los de la Misericordia se la han colado bien a los pamplonicas”.

Cito a un empleado de Las Ventas: “Cuatro de los toros de Pamplona eran los que habían sido rechazados en Madrid. Aquí se apuntan todos los números en el reconocimiento.”

¿Qué tendrán los Cuvillos? En las noches de los bares de carretera, en los descansos fijados por el tacómetro, entre los camioneros, se cuenta una leyenda urbana: “Un camión lleno de toros del Cuvillo recorre España. Recorre todas las carreteras y se acerca sobre todo a las plazas donde torean Tomás o Julián. Algunos toros se quedan en las plazas porque son del gusto de los toreros. Otros siguen el camino. Los toros saben que, más pronto o más tarde, morirán a estoque por Tomás o por Julián. A veces solamente deben esperar a ganar unos cuantos kilogramos más o a encontrar veterinarios que no los rechacen, para que se cumpla su destino. Su sino es morir sin luchar. En su estrella están grabados las letras del nombre de quien será su matador,
una J o una T."



(En la imagen, Idílico coronado de adelfas, padre de todas las batallas)