"Bueno, me metí [en esto del ciclismo] porque yo venía de por el estraperlo, que hay que decir la verdad así de claro, y me encontré con dos amiguetes que iban a correr. Era un 18 de julio e iban a una carrera que se hacía ahí, en la vega, y me animaron a apuntarme. Me dieron un pantalón y una camiseta enorme que se hinchaba como un globo cuando empecé a correr, porque no estaban ajustados, y parecía con ellos un muñeco de esos de Michelín. Llevaba una bicicleta sin cambio y claro, aunque gané la primera carrera, en la segunda ya fui segundo porque en el sprint me ganó uno que sí tenía cambio, y no hubo manera por mucho que apreté, porque mi piñón era más pequeño. Cuando terminé aquellas carreras me bajé a mi casa y como sólo había comido un plátano y un limón, aunque con cáscara y todo, me tragué la comida de mi padre y la de mi tío, que trabajaba en la estación, y no le di tiempo a mi tía a ir a llevársela. No dije, claro, que me la había comido yo, porque en aquellos tiempos las necesidades eran muchas y no me atreví a decirlo. Al año siguiente fui a la Vuelta de Ávila, gané la primera etapa y fui lider y gané también la montaña. Me dieron dos trofeos y 1.700 pesetas, así que yo dije: “Esto es una mina, aquí hay que empezar a cuidarse, cueste lo que cueste”.
En Entorno de actualidad, revista de Cajamadrid
Agosto de 1995
En Entorno de actualidad, revista de Cajamadrid
Agosto de 1995
Vía postdelisole.blogspot.com