CONVERSACIÓN
Por Pepe Cerdá
Converso con un amigo que padece un cáncer bastante grave, y en el transcurso de la charla me dice:
–Lo malo de los moribundos es que se creen seres especiales. Es ridículo el modo en el que a menudo hacen ostentación de su enfermedad. Yo me empeño en no hacer el ridículo y procurar ser el que fui hasta el último instante. Además, créeme que esto que me ocurre no es nada excepcional; a ti también te ocurrirá.
Cavilo tras la charla con él que eso que llamamos madurez consiste básicamente en tener la mayoría de la vida vivida y en asumir con naturalidad la derrota y el fracaso. Desde la inmensa sacudida que le da a mi amigo la inmediatez de su probable muerte, ha tenido la gentileza de charlar un rato conmigo de igual a igual, haciéndome saber que él, por moribundo, no es distinto a mí; es más: haciéndome saber que todos somos moribundos por el mero hecho de haber nacido. Haciéndomelo saber mirándome a los ojos como sólo lo saben hacer los que saben que quizás ésa sea nuestra última conversación.
–Lo malo de los moribundos es que se creen seres especiales. Es ridículo el modo en el que a menudo hacen ostentación de su enfermedad. Yo me empeño en no hacer el ridículo y procurar ser el que fui hasta el último instante. Además, créeme que esto que me ocurre no es nada excepcional; a ti también te ocurrirá.
Cavilo tras la charla con él que eso que llamamos madurez consiste básicamente en tener la mayoría de la vida vivida y en asumir con naturalidad la derrota y el fracaso. Desde la inmensa sacudida que le da a mi amigo la inmediatez de su probable muerte, ha tenido la gentileza de charlar un rato conmigo de igual a igual, haciéndome saber que él, por moribundo, no es distinto a mí; es más: haciéndome saber que todos somos moribundos por el mero hecho de haber nacido. Haciéndomelo saber mirándome a los ojos como sólo lo saben hacer los que saben que quizás ésa sea nuestra última conversación.
(Publicado enhttp://pepe-cerda.blogia.com/)