Francisco Javier Gómez Izquierdo
Daban ayer por “el tele” un Alemania-España, partido del nuevo torneo parido hace dos años con el pretencioso nombre de Liga de las Naciones para acarrear dinero a las federaciones y a la UEFA, con futbolistas que pagan los clubes. Mientras me fijaba en Ferrán, Ansu Fati o ese Miquel Merino, hijo de Miguel Merino, aquel medio de Osasuna que acabó en el Burgos del último año en segunda división, no se me iba de la cabeza el ansia recaudatoria de los negociantes del fútbol. Sigo pensando en cómo se ha acabado la temporada, cómo empieza la 20/21 y no entiendo el empecinamiento en disputar esta hueca Liga de Naciones, a la que la prudencia y el buen juicio debían haber suspendido para mejor ocasión. Creo recordar que el torneo se creó para evitar los amistosos que se ve eran cosa peor que la peste.
El intríngulis de la Liga de Naciones es no descender de la categoría de los buenos. Anoche me pareció que las selecciones son un poco peores que hace dos años y que a la vaca del fútbol se le secan las praderas. Alemania y España empataron y se supone que seguirán en el grupo de los vip pero es asunto que cada vez interesa menos a los verdaderos aficionados que entre el VAR, el ocaso de las estrellas y la pestilencia china optan por mudarse al senderismo de media montaña. En Córdoba, (contaremos el desenlace del misterio del club) es hasta posible que los jueces nos dejen sin fútbol la temporada que viene.
En el evidente declive del fútbol se juntan muchos factores y cada pueblo y club tiene su particularidad. El Cádiz por ejemplo, un recién ascendido al que todos queremos, me tiene más que mosqueado. El Cádiz no, más bien el alcalde de Cádiz, que en vez de alegrarse por el ascenso del dice que su equipo, su única preocupación es cambiar de nombre al estadio por franquista, defecto éste en el que reparan personajes variopintos que viven de localizar nombres inadecuados que ni imaginan las naciones del torneo que empezó ayer.
En los 70, 80 e incluso 90 un servidor sólo sabía del Ramón de Carranza que era el campo del Cádiz y el nombre del mejor torneo del mundo de Fútbol con permiso de la Copa de Europa. Al Ramón de Carranza venía el Madrid, el Barça, el Benfica, el Bayern, el Ajax, la Fiorentina, el Inter, el Milán.... por Europa, pero por América venían Palmeiras, Flamengo, Boca, River, San Lorenzo, Peñarol... El mejor fútbol en el escaparate más prestigioso. El prestigio lo tenía el Ramón de Carranza, no Cádiz, pues por ejemplo Pelé o Cruyff decían que venían a España, no a Cádiz, a por el Carranza que era un nombre universal.
Conforme se fueron desprestigiando los torneos, el Cádiz CF como tal, conquistó su sitio pero nunca desplazó al Ramón de Carranza, institución que aportó al fútbol en 1962 una idea que al poco se hizo imprescindible: la tanda de penaltys para decidir partidos y eliminatorias. Pero llegó el alcalde carnavalero y se lo intentó cargar del todo. Vendió como genialidad hacer femenino el trofeo y fue cosa de ver hace justo un año por primera vez, las gradas vacías como en la peste de ahora, pero con las puertas abiertas para que entraran gratis los socios y hasta la gente que quisiera. No fueron ni las familias de las futbolistas.
Ahora, el alcalde, empecinado en su desconocimiento balompédico, ha juntado gente “sabia”. No importa que no les guste el fútbol. Importa que quieran matar a Franco y a los franquistas muertos. Ha montado una comisión para cambiar el nombre del Ramón de Carranza. El Cádiz y la gente del fútbol no participa en el despropósito aunque hay un miembro de las Brigadas Amarillas que es la facción cadista reivindicativa del Che Guevara o el alcalde cantonalista Fermín Salvochea, junto a los concejales de Participación Ciudadana, Feminismo y Memoria Democrática, un técnico de la Delegación de esa misma Memoria Democrática, técnico o técnica de la Fundación Municipal de la Mujer, técnico/a de la Plataforma para la Recuperación de la Memoria Histórica de Cádiz -mira que hay puestos de trabajo productivos para la prosperidad gaditana- un profesor de Historia Contemporánea, un Doctor en Filosofía y Letras, un vecino del barrio de la La Laguna-Manuel de Falla donde está el estadio, un representante de la Asociación de los Derechos Humanos y un representante del Cádiz CF, que ha declinado la invitación ante tanta gente ilustre.
Ayer cumplió el Ramón de Carranza, que no el Cádiz, 65 años. La edad a la que se jubila un trabajador, no una leyenda. Las leyendas se van forjando año a año y nunca mueren. El alcalde de Cádiz, sabio entre sabios, podría mirar a Estambul y preguntar cómo es que Santa Sofía sigue siendo Santa Sofía para el mundo musulmán, cristiano y laico, por no hablar de las pirámides y sus muertos levantándolas.. ó el mismo Betis, que será siempre el Betis, por muy imperialistas, esclavistas y abusones que fueran los romanos. Estoy seguro de que los béticos nunca permitirían lo que perpetra el alcalde de Cádiz contra los cadistas. Bueno yo creo que no han parido aún alcalde sevillano con semejante ocurrencia.