Hughes
Abc
No tiene mucha suerte Casado con las fotos, o quizás sí, y lo que sucede es que es un ser fotorrevelador. Se le echa una foto y se revela su aura. En todas, Casado dice algo, dice más de lo que debería. Cuando ve a Sánchez, por ejemplo, el presidente siempre le come la tostada. O se coloca un escalón más arriba o, como aquí, manifiesta una cierta preeminencia física.
Casado lo mira admirativo, como si le fuera a llevar del bracete. Sin mascarilla, desbarbado, vuelve a ser Julián López.
Pero esta foto excede a Casado, y excede al propio Sánchez: es el gesto, entre romano y covidiano, con el que se saludaron en su reunión de hoy. Fecundo encuentro que, situado en el “horizonte del acuerdo”, puede dar lugar a un Pacto de Estado en Sanidad y a una Agencia Para la Recuperación.
¿Qué más se les puede pedir? Pactan y procrean orgánicamente. Dialogan y… ¡zas! ¡Otra criaturita! La creación de un órgano institucional, que deberá tener una sede e individuos que lo compongan, es un primer paso para encender la burocracia de la recuperación, y todo ello, pactos y organismos, viene a corroborar un entendimiento PP-PSOE en el Covid. Un consenso sanitario, una entente sanitaria. Casado le aprobó los Estados de Alarma, la Reconstrucción y ahora se profundiza en el consenso sanitario mediante las arborescencias de mesas, agencias y “pactos de Estao”.
PP y PSOE sellan un consenso sanitario, clave de todo lo que venga después, evitando casi seguro que se arme la marimorena politicojudicial por la peor gestión planetaria.
Y esa voluntad de acuerdo parece venir representada con ese saludo de darse los codos. El consenso evoluciona hacia el “codosenso”, y en ese codo, lugar de ingenuidad e inocencia anatómica máximas, en ese chisporroteo calcáreo, podemos situar el mágico lugar del centro político, en esos codos que se tocan como los dedos de Miguel Ángel en la Capilla Sixtina.
¿Qué es el centro? ¿Dónde está el centro? En ese codo yuxtapuesto, en el lugar de la bursitis centrista.
El codosenso, además, revela algo más. Como evolución del consenso, en su dimensión sanitaria y degradada, el consenso se nos aparece como una figura compuesta, híbrida, el pp y el psoe se hacen ppsoe, Sánchez se casadiza, Casado se sanchifica (¡comparten excelencia académica!), los dos parecen fundirse como siameses en una figura nueva, compuesta, de la que parece surgir un tercer brazo, doble, que no les pertenece enteramente a ellos. Pero ¿de quién será ese brazo que comparten los dos en su saludo codosensual? ¿Cuál es el brazo siamés del codosenso, brazo de dos manos? Ah, puede ser cualquier cosa…
Miren fijamente ese saludo, los dos brazos. ¿No parece surgir de ahí un tercer individuo?
De entre los dos surge el esbozo inquietante de otra cosa que quizás sea el Íbex35, o el Sistema, o Bruselas. Pero ese brazo ya no es enteramente de ellos, sino un brazo oculto, distinto, revelado como una sombra en la inquietante estampa del codosenso (o consenso sanitario).