Ignacio Ruiz Quintano
Abc
Como la actualidad es la cortesía del columnista, para ser cortés, hay que hablar de moscas, porque a España se la comen las moscas.
Juan Ramón Jiménez le contó a Foxá que cierta tarde, paseando por Granada, los pájaros se volvían locos gorjeando por la cima de los árboles, donde daban los últimos rayos de sol (ya en sombra la vega).
–¡Qué alegres están! –comentó el poeta. Y un randa que lo oyó dio la explicación exacta:
–¡No lo van a estar, si lo que queda de la tarde es suyo!
Lo que queda de España (“salimos más fuertes”) es suyo, y mortificante, porque, como dice el Séneca, no es sólo que son pegajosas, sino que lo toman a uno como último recurso, cuando ya no queda un racimillo de pasas por ahí…
–Mientras hay una vendimia en cuatro leguas a la redonda, no entra una mosca en casa. Todos los años aparecen el mismo día: cuando se retira del almijar de la viña más atrasada en vendimiar la última capacha de uva.
El entretenimiento que se anuncia en Madrid para el veranillo de San Miguel es sentarse en una de esas terrazas con vallas de rancho de “Bonanza”, como en la costa asturiana, que el Ayuntamiento alquila a los bares en las calzadas, y una vez ahí, bajarse la mascarilla, que siempre disimula la papada, y darse de tortas con esas moscas que tienen sus ultramarinos en nuestros hoyos de la viruela. El Ayuntamiento practica en los bares tres extracciones (“exodoncias”, dirá Almeida): por la barra, por la terraza de acera (la de fumar) y por la terraza de calzada (la de “la Coviz”), donde las moscas.
Estas moscas no son las de Curro Fetén, el crítico taurino que entendía España bastante mejor que Ortega y Gasset.
–De vuelta del Pilar paramos en una gasolinera –cuenta Núñez, su acompañante– y Curro enciende un cigarro. Le llamo la atención. Curro, sin darse por enterado, exclama: “¡Pobrecitas!” “¿Pobrecitas? ¿Quiénes?” “Las moscas”, me contesta, señalando a un par de moscas en una lengua de sol. “¡Se les acaba la temporada!”