miércoles, 2 de septiembre de 2020

“Lo” de Messi

 


En el precipicio. Beatriz Fernández


Messi, de Carlos Gómez

Francisco Javier Gómez Izquierdo 

         Para explicar como es debido a las amistades de Despeñaperros “p’arriba” los triunfos del Arcángel San Rafael cuando venían de visita, curioseé en la Biblia, sin que milagrosamente aún se me haya olvidado, el fundamento del pez sanador que siempre lleva colgado el protector de Córdoba. El caso es que no se dice que lo cogiera; “agarra el pez”, dice Azarías a Tobías, ignorante éste que el que se presentó como hijo de Ananías era en realidad criatura divina que le ha de quitar tanta tribulación como acumula. Dice la Biblia que se comieron el pez que “de primeras” asustó a Tobías y que Azarías (el arcángel Rafael) le ordenó que guardar el corazón, el hígado y la hiel para sanar la maldición de Sara, siete veces viuda, y la ceguera del padre de Tobías, enceguecido por manchas blancas.

        No creo siquiera que venga a cuento traer el episodio bíblico, pero lo cierto es que en estos días que ha saltado “lo de Messi” recluido un servidor en La Mancha, me ha venido el libro de Tobías y su familia, vecinos de tierra extraña, Nínive, pero que vivían al modo de Galilea de puertas hacia dentro,  disimulados entre la incomprensión, locura e impiedad de los ninivitas, pero comportándose de puertas afuera con la ventaja de acertar casi siempre -no siempre- gracias a la protección y el talento que Dios le dio.

        No sabemos qué mosca le ha picado a Messi, pero  uno cree que lleva al menos dos años como apesadumbrado y triste. Cada vez más encerrado en sus particulares desasosiegos a los que me parece intentaba dominar con el consejo de allegados, quizás poco sensatos, a resguardo tras los muros impenetrables de su hacienda.

        No se porta bien Messi con el órdago  a pares a Bartoméu. Más correcto y conforme a la formalidad que se le supone hubiera sido echárselo al juego con 31 de mano al acabar el contrato y rechazar otra renovación. Así dice y se respeta la ley del mus.  Debe agradecimiento, si no al presidente actual, sí a la institución por mucho que haya cambiado ésta y por muy irreconocible y antipática que le parezca. ¡Qué triste este Barça que hace felices a los que salen por la puerta! No hay más que ver a Rakitic, otra vez riendo nada bajo el Sol de Sevilla. No está bien la decisión de Messi y es posible que ya le esté pesando, pero desgraciadamente más por los dineros que por la voluntad de irse.

     La directiva del Barça lleva años portándose mal con el fútbol y convirtiendo éste en un instrumento perverso con el que fanatizar su rebaño, cada vez, ¡eso sí!, menos numeroso. Messi es futbolista. No es más catalán que futbolista. Me atrevería a decir que a pesar de tantos años en Barcelona tiene muy poco de catalán, conclusión a la que es fácil llegar viendo a sus amigos. Urugüayos, brasileños, argentinos que aman a sus países y a los que no cabe secesionismos supremacistas. Estos últimos años en Cataluña todo son ruidos molestísimos, racismos disimulados, absolutas tristezas... Ambientes contrarios a la tranquilidad de un millonario... y Messi lo es.

      ¿Más futbolista que millonario o más millonario que futbolista? Creo de verdad que más futbolista. Otra cosa es la familia que vive del fútbol sin jugarlo, pero Messi, como cualquiera que le guste el fútbol es consciente de la decadencia y decrepitud del juego de su club de toda la vida y busca alegrar sus últimos años profesionales en territorios menos desagradables.

     Dicen que todo es respetable por mucha falta de respeto que apreciemos los que leíamos y leemos la Biblia donde nos dijeron que “está todo”. Tobías heredó la fortuna de su padre y de sus suegros a los que dio gloriosa sepultura. Cogió a su mujer y sus hijos y partió de Nínive hacia Ecbátana, donde tuvo gloriosa ancianidad.

     “Antes de morir tuvo noticia de la ruina de Nínive, que Nabucodonosor y Asuero redujeron a esclavitud. Antes de su muerte se alegró de la catástrofe de Nínive”.

       Es verdad. Todo está en la Biblia.