DOMINGO, 1 DE FEBRERO
En aquel tiempo, Jesús y sus discípulos entraron en Cafarnaún, y cuando
el sábado siguiente fue a la sinagoga a enseñar, se quedaron asombrados
de su doctrina, porque no enseñaba como los escribas, sino con
autoridad. Estaba precisamente en la sinagoga un hombre que tenía un
espíritu inmundo, y se puso a gritar: «¿Qué quieres de nosotros, Jesús
Nazareno? ¿Has venido a acabar con nosotros? Sé quién eres: el Santo de
Dios.» Jesús lo increpó:
-Cállate y sal de él.
El espíritu
inmundo lo retorció y, dando un grito muy fuerte, salió. Todos se
preguntaron estupefactos: «¿Qué es esto? Este enseñar con autoridad es
nuevo. Hasta a los espíritus inmundos les manda y le obedecen.» Su fama se extendió en seguida por todas partes, alcanzando la comarca entera de Galilea.
Marcos 1,21-28