sábado, 31 de enero de 2015

Sole



Ignacio Ruiz Quintano
Abc

Se fue Amparo Baró, Sole en la serie “7 vidas”, y la Tani del pueblo ha desarmado a aquellos que decían que carece de sentimientos:

Con Sole lloramos de risa, sobre todo la izquierda –tuiteó a modo de pésame.
En el 80, Sole rechazó un papel en “Pepi, Luci y Boom...” (“¡Tenía que mearle en la boca a alguien o que me mearan a mí!”) que le ofreció “un chico de la Telefónica”.

El chico de la Telefónica era Almodóvar, que en el 80 cumplía 31 años de sirena del franquismo. ¿Acaso las sirenas no poseen un arma más terrible aún que su canto, y es su silencio? Bueno, pues Almodóvar presume de no haber abierto la boca contra Franco porque eso, para él, constituye la mayor de las protestas.

Mi venganza era no recordar su existencia.
He ahí la apoteosis de una calabaza, que unida a la apoteosis nacional de la farsa había de dar sus frutos comerciales, y Almodóvar ya ha dicho en Londres que piensa en una historia sobre las cunetas del franquismo.

El franquismo no se cerrará hasta que se resuelva el problema de los muertos en las cunetas.

Almodóvar ha oído campanas, pero no sabe dónde.

Ha oído a Pablemos decir en “Fort Apache” que “la política se construye sobre cadáveres”, y quiere colocarse. No sabe que Pablemos es un líder cargadín de espalda (¡el peso de la púrpura!) que impone obediencia ignaciana: “perinde ac cadaver”. En esta fase de la revolución, sus cadáveres no son de cuneta, sino de cucaña. Los cadáveres políticos del poder: Echenique y su democracia ática; Monedero y su “democracia avanzada” (invento venezolano), Tania y su fraternidad municipal, Errejón y su becada malagueña (becada, sorda y gallinuela).
Como cinero, Almodóvar va de Douglas Sirk, pero su estética tira más a Jess Franco, y para su nueva ilusión de poner cadáveres sobre la mesa, casi mejor que revolver los de las cunetas le vendría ordenar los de la Complutense, con Luis Tosar de Boris Karloff.
“Mon cher cadavre!”

Y a llorar de risa, sobre todo la izquierda.