domingo, 25 de enero de 2015

Córdoba, 1; Real Madrid, 2

  
 Último Córdoba en 1ª 71/72
              De pie: Molina, López Prieto, Alarcón, Torres, Sanchís y Tejada
          Agachados: Rojas, Causanilles, Cruz Carrascosa, Fermín y Diego
          Esta tarde, tras el pitido final.

 Esta tarde, tras el pitido final

Francisco Javier Gómez Izquierdo
 
Hoy, desde muy temprano estaba la ciudad rara y como revolucionada por sentirse visitada por gentes aristocráticas y de mucho fuste. Una romería no aficionada al fútbol se dirigía a la zona del Arenal por si se encontraba a Cristiano y Casillas dando un paseo. Una señora mayor llevaba al nieto para hacerse una foto con Sergio Ramos y tanto una docena de mocitas de a quince por un lado y dos jóvencitos de sensibles comportamientos por otro, llevaban una declaración de amor para Cristiano con parecidas palabras. Mi peña había quedado para tapear alrededor del estadio y entrar con holgura de tiempo, pues el amo del Córdoba estaba empeñado en que los porteros nos pidieran el DNI a los abonados, por sospechosos revendedores. El amo del Córdoba ya había asustado a más de mil cordobesistas que no sacaron el suplemento y dejaron sus asientos para que la avaricia del hombre quedara saciada. Con todo vendido e imagino que por indicación de la policía, los porteros han estado en su sitio como cualquier partido.

      Partido de no hay billetes. Partido contra el Real Madrid, que volvía después de más de cuarenta años y que ha perdido el Córdoba -mi equipo- porque como dicen los futbolistas, el fútbol es “asín”. El equipo blanco ha calentado de rosa y se ha vestido de negro para jugar,... pero el juego lo han puesto los futbolistas del Córdoba que hoy han estado aplicados e imagino que aún estarán lamentando la gran oportunidad que han perdido ante un equipo apático, indolente y sin energía. 

¿Qué puedo decir de los hombres de Ancelotti?.. pues que, excepto Benzema, el resto parecía estar como de compromiso en una boda a la que se asiste para quedar bien. Sin ganas, aburridos, quisquillosos... e insolentes ante la mínima molestia de Bebé, Cartabia ó Florín. A Sergio Ramos, con letanía intimidatoria cada vez que se cruzaba con el colegiado  no le ha pitado un segundo penalti por empujón al rumanito Florin en el aire que pudo ser ó no ser, porque al señor Hernández Hernández no le da la gana ser justo con los fuertes y misericordioso con los débiles. No sé que hubiera pasado si el balón de nuestro rumanito no llega a chocar contra el larguero, pero lo que sí es totalmente cierto es que el equipo merengue llegaba al final del partido enredado en un desquiciamiento incomprensible, teniendo en cuenta nuestras limitaciones. A Cristiano le ha aburrido Gunino, un lateral que sigue en el club porque no hay equipo que se interese por él y que ha tenido que jugar por lesión del resto de los defensas, de tal manera que al final le ha explotado esa vena de niño maleducado que tan antipático le hace. ¿Por qué hace esas tontería este chico? Y el gesto altanero de sacudirse las condecoraciones ante los que no pasaremos nunca de soldados rasos... ¿A qué viene?

      Hemos perdido 2-1, pero tras los 90 minutos el público de El Arcángel ha rugido como quince mil toros, enseñando al mundo que no perdemos sin honor. Que incluso en las derrotas nos mostramos orgullosos, hasta tal punto que la televisión de la China respeta silencios  cuando empezamos el “...por el campo la Verdad...”.  Esta noche, unos cuantos chinos se borran de ese Real Madrid contra el que hay que jugar a las cuatro para que lo puedan ver en Pekín y se nos hacen del Córdoba.