jueves, 15 de enero de 2015

Alexis



Ignacio Ruiz Quintano
Abc

Alexis es como el novio griego (¡Alcibíades!) de nuestro Iglesias, quien ya pide (¡en inglés!) el voto de los griegos para su Synaspismos, que será un partido, aunque suena a los parches con que de niños nos quemaban el catarro del pecho.

Alexis pretende arreglar la gran tragedia griega de la deuda con un sinapismo en los ubérrimos pechos de frau Merkel, que tiene aún más ganas que Iglesias de que gane Alexis para, si se pone chulo, ponerlo a él (con sus votantes) de patitas en la calle.

Grecia vive de ser un anacronismo cultural y un malentendido histórico, pero los vecinos se cansan de mandar dinero de bolsillo y entonces Alexis inventa la quita, o tesis de la probabilidad poética de lo improbable, cosa que ya estaba inventada (lo hizo un artista, Agatón, dejando turulato a Aristóteles):

Suponed que fuera lo que no es; suponed que lo que es no fuera.
Mas frau Merkel pasa de juegos de palabras: viene del pensamiento hippy y tiene interiorizado el prejuicio de que Grecia es la cigarra, y Alemania, la hormiga.

A nosotros nos “morcilleó” la Constitución de un telefonazo.

Para los “hippies”, y para los lectores del “Oxford Companion to English Literature”, “la cigale et la fourmi” de La Fontaine trata sobre el saltamontes y la hormiga, lo que hace de la fábula una cosa tan absurda como esas declaraciones de nuestro ministro Catalá sobre la tolerancia (!) de Mahoma o la “libertad general” (?) de Rousseau.

La cigarra se pasa la vida bajo tierra chupando raíces, y un día, cansada, sale a la superficie para reproducirse y, en medio de horrísonas estridencias que La Fontaine llama cánticos, morir.

La cigarra, mientras “canta”, no come, y si la muerte la espera al final de su “canción”, ¿qué necesidad tiene de almacenar comida para el invierno?

Todo en Grecia tiende hacia el polvo en un suelo de ruinas, pero de una discusión sobre impuestos Alexis hace surgir églogas de Teócrito y en Atenas, decía Queiroz, ese talento lleva al Poder.