ADOLFO MARSILLACH
1928-2002
Adolfo Marsillach Soriano empezó en el teatro porque Luis Escobar lo contrató como galán para el María Guerrero de Madrid. Narciso Ibáñez Serrador ha contado que, de todos los de entonces, Marsillach era el único que tenía un traje azul marino, imprescindible para asistir a los premios literarios donde se repartían los canapés, y lo prestaba. A Ibáñez Serrador le hacía mucha gracia que en sus memorias Marsillach escribiera que él lo perseguía con un revólver por España a causa de una mujer que había entre los dos. Al enterarse de su muerte hubo de reconocer que Marsillach había acertado otra vez: en lugar de hacer un mutis lacrimógeno, molesto y estúpido, hizo un mutis rápido y se fue. Poco antes le había dicho en una carta a José Tamayo: “Sigo mirando a las estrellas mientras camino, como tú me enseñaste.”
IGNACIO RUIZ QUINTANO
(Del libro Serán ceniza, mas tendrá sentido / Ediciones Luca de Tena, 2006)