lunes, 16 de febrero de 2015

Menos fútbol y más Carnaval

 Piqué. Chirigota del Canijo de Carmona

  Sergio Ramos. Chirigota del Canijo de Carmona

 La Trattoria. Coro de Julio Pardo. Primero en la modalidad

 En primer plano, Javi el Loco. Al megáfono Vera Luque. Primeros en Chirigotas

  El tenor de “Fali” Pastrana en San Agustín. Coro La niña bonita. Subcampeón

 Ostiones

Erizos

Francisco Javier Gómez Izquierdo

  Es el primer partido del Córdoba que no veo desde el ascenso y es disgusto ahorrado que tengo que agradecer a Cádiz y su gente. Mi equipo está un tanto depresivo y con un alelamiento injustificado, como si padeciera miedo escénico y le horrorizara sacar del baúl lo mejor de su repertorio. No me apetece insistir en la debilidad defensiva y la falta de calidad de fulanito y zutanito, pero el caso es que perdimos en Sevilla porque somos peor equipo y porque tenemos mucho miedo. Si se quiere competir en Primera  es prioritario aparcar complejos y perder el respeto a la solemnidad de sus templos... pero no me apetece hablar del Sevilla-Córdoba tras asistir agradecido a esa fiesta indescriptible que Cádiz celebra en febrero.
      
   En el concurso de Agrupaciones Carnavalescas no hubo sobresaltos. La Trattoria de Julio Pardo (Coros), Los Millonarios de Juan Carlos Aragón (Comparsas) y Los Superpop de Vera Luque (Chirigotas) fueron  elegidos los mejores a las seis de la mañana del sábado sin asomo de polémica. Al mediodía, la ciudad era un hervidero de gente andando sin prisa y sin rumbo hacia todas las direcciones. Ahí Manolo Santander, que acaba el repertorio con el himno del Cádiz; en el Mercado Los amigos del Arturito, merecedores de la final, al parecer de mi tierno infante,  por delante del Selu y el Love ; Los Gadiritas, comparsa finalista que acabó su actuación en el Falla pasadas las cuatro, emociona en el Palillero; la chirigota del Canijo de Carmona, muy flojita este año, se hace fotos con aficionados del Madrid y Barça... y mi chico va señalándome a Ezequiel, el cantaor que va a dejarlo, a Javi el Loco, otro que estuvo en el juancarlismo, al elegante Fali Pastrana dieciochesco (bipartidismo en coros con Julio Pardo) al Carapapa en chándal, (¡con lo que ha sido el Carapapa!), echado contra la pared displicente y orgulloso... y voy enterándome de las guerrillas de un Carnaval donde los protagonistas se apuñalan a coplazos sin que los profanos nos “cosquemos”. 

     El espectáculo es continuo y gratis. Si te da la sed, las cervezas las pagas a euro, el plato de erizos, cinco euros, y el de ostiones, seis. El cucuruchito de mojama también un euro, y el de camarones, y el de huevas de maruca y... todo parece provisional y a la vez eterno. Los puestecitos -una mesa de playa y un capacho negro- siempre que me acerco a Cádiz los veo en los mismos sitios y es  como si estuvieran allí desde tiempo de los fenicios y no tiene trazas de que los desaloje ni una lluvia de meteoritos. Los municipales no se meten con gentes de tan modesta industria ya que no en vano también la autoridad comulga con la Biblia del Carnaval, pródiga en la defensa del buscavidas y denunciadora de la falta de futuro del gaditano, ese ser inimitable que se alimenta de poemas y encima le aprovechan.

       A Cádiz siempre llego con la rendición firmada. Dejo que Cádiz me ordene y obedezco con mucho gusto.