domingo, 8 de febrero de 2015

Córdoba, 1; Almería, 2

Francisco Javier Gómez Izquierdo

       Nuestro partido era contra el Almería. Los derbys del Madrid y el Barça ya nos quedan extraños e intrascendentes y la indolencia del Realísimo ante el Atlético nos coge preocupados por nuestra fragilidad defensiva y la falta de contundencia en la portería contraria. Como merecimos mejor suerte contra el equipo de Ancelotti, los consiguientes elogios nos han debilitado y ante el equipo de JIM, ese entrenador de currículo mileurista, hemos tocado fondo.

      El caso es que el Córdoba ha hecho una gran primera parte con ocasiones como para acabar tres o cuatro a cero -el Almería no ha llegado ni una vez ante Juan Carlos-, y un gol de Cartabia que hubiera firmado Maradona, pero en la segunda a nuestros jugadores les ha llegado una de esas empanadas mentales que inmovilizan y estupidizan hasta desesperar al público más fiel y el lateral derecho Míchel Macedo, al que no se le recuerda gesta de mayor gloria, nos ha colado dos goles en cinco minutos que valen cuatro puntos.

    Es fácil decir que hemos merecido mejor resultado, que ellos han tenido suerte y que tantos pitos y tantas flautas, pero en primera división no se perdonan las desaplicaciones, la apatía, la falta de concentración y el esto está ganado. ¡Que se lo digan al entrenador Ancelottí! ¿Es el Córdoba equipo como para jugar con tres delanteros? ¿Está el portero Juan Carlos para jugar en Primera? ¿Y el central Crespo es central? ¿Po rqué a nuestro lateral Gunino no le ayuda nadie? ¿Por qué se creen tan importantes los nuevos Edymar y Bebé? Este Bebé se ganó a los aficionados en general cuando ridiculizó a Marcelo hace quince días, pero en las dos citas siguientes se le ha metido en la mollera hacer la guerra por su cuenta y a mí me parece que o no entiende sus funciones o no le apetece obedecer órdenes. Jugador anarquistoide y refractario a cualquier recomendación técnica. En fin...
     
El Almería no es mejor que el Córdoba. Y lo es menos con Soriano y Corona de titulares como hoy en El Arcángel. Nuestro entrenador Djukic no ha sabido ver que con un centrocampista más y un delantero menos no le tacharíamos de cobarde, pero el hombre se ha empeñado en un sistema que personalmente creo que nos debilita y la realidad supongo que le hará recapacitar. Veremos.