-Una vez me sorprendió en Málaga la conmemoración del Día de la Constitución, en que la Santa Madre Iglesia festeja a San Nicolás, y todo lo que vi fue un par de automóviles erizados de banderas de la Segunda República. Esperaba yo un autobús y comenté en voz alta que vaya manera de conmemorar la Constitución, con una bandera anticonstitucional, y una joven señora me dijo con desprecio que en la Constitución cabe todo. En otro orden de cosas, que es el mismo, creo haber leído en un artículo de un profesor de derecho constitucional que, con la Constitución en la mano, Ibarreche tenía perfecto derecho a convocar un referéndum ilegal. No pasarían tantos años para que don Arturo Mas le diera la razón. Con la Constitución en la mano todo es posible en este cerrado de vacas locas que es el “Estado de las Autonomías”. De esta suerte, pocas ilusiones podemos hacernos con ella, hoy que el imperio de la ley es en realidad la república de la trampa. Recurrir al Supremo es como jugar a la ruleta, y acudir al Constitucional, exponerse a que sus miembros y miembras hagan una vez más con esta Constitución que llevamos en la mano un cartucho de pescado frito.
En Viñamarina
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