–Los guionistas escamotean hábilmente el detalle de que los entrevistados son poseedores de prerrogativas inalcanzables para los nacionales. Les falta decir que pasar una noche en la Bodeguita del Medio o en el cabaret Tropicana, rentar una oficina en el edificio Bacardí, administrar empresas de cosméticos o tabaco, cenar con langosta y vino, son privilegios accesibles –de forma casi exclusiva– para el bolsillo de los extranjeros...
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