Manuel M. Cascante
Abc
Aunque ya hemos escrito antes sobre el asunto, aprovecho un reciente cable de Efe para recordarlo: el ayapaneco, una de las 364 variantes lingüísticas que existen en México, está condenado a muerte debido a que en el mundo quedan únicamente dos hablantes que, por enemistad, llevan años sin comunicarse entre ellos. Manuel Segovia, de 75 años, e Isidro Velázquez, de 69, son el único testimonio vivo de esta lengua indígena que tiene sus orígenes en el municipio de Jalapa de Méndez, en el estado de Tabasco.
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*Alusión al libro de Octavio Paz El nuevo festín de Esopo