Ignacio Ruiz Quintano
Abc
Gallardón quiere una ley para hacerse cargo de los mendigos de Madrid, y los mismos que aplauden que un guardia municipal te saque trescientos euros por tomarte un botellín en la acera dicen que lo de ahuecar a los mendigos sería franquista. Ya lo dijo Walter Benjamin: «Habrá mitología mientras haya mendigos». Aunque Benjamin no lo decía por el franquismo, que es la única mitología que conocen nuestros logsianos, sino por algo más vaporoso, explicado por Steiner: el mendigo que llama a la puerta, el mendigo que acaso sea un enviado de los dioses o un agente demoníaco disfrazado, viene andando, y lo que Gallardón pretende es que venga en bicicleta, para que, menos cansado, no tenga que quedarse a dormir en las puertas del Teatro Real, donde pernoctan todos los mendigos extranjeros de la capital, como en una «performance» de Gerry Mortier...
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