[Publicado el 24 d abril de 2019]
Anguiano, Largo, Besteiro y Saborit en el penal de Cartagena
Ignacio Ruiz Quintano
Abc
La politología adolescente que se despacha en España saca mucho a colación los años 30. Es natural. Se ve que esos politólogos son más de tele que de libro, y la tele está todo el día con Hitler para arriba y Hitler para abajo.
¿Años 30? Todavía falta. La historia nos tiene ahora en el “cul de sac”
del 17: el golpe de octubre del Prusés sería el golpe de junio de las
Juntas militares (¡siempre Barcelona!), con el viento mediático de popa,
y todo el mundo ahíto, hoy de Transición, y entonces, de Restauración.
Pues todo el mundo, desde luego, cree falso el Sistema, pero unos
aspiran a convertirlo en realidad y otros quieren hacerlo desaparecer.
Por eso los fetichistas del 78 de Suárez suenan ya tan huecos como sonaban en el 17 los fetichistas del 76 de Cánovas (que Dios nos perdone la comparación). Es lo que Ortega llamó “anemia vital”:
–No vivimos mal porque ejercitamos una mala política, sino al
contrario, nuestra irrisoria política es consecuencia de nuestra anemia
vital.
Embolicados en sostener una ficción ante las exigencias del país real,
los cuatro jefes del Consenso peroran sobre el indulto (olvido de la
pena) para los responsables del Prusés presos en la cárcel de Lledoners
como los jefes del Turnismo peroraban sobre la amnistía (olvido del
delito) para los responsables de la huelga revolucionaria presos en el
penal de Cartagena. Al español, por las reservas mentales de siglos
impuestas por el Poder (¡la Inquisición!), le impresionan los que hablan
deprisa y seguido (¡sin papeles!), y el español corre el riesgo de no
ver que el Consenso indultará a los golpistas como el Turnismo indultó a
los huelguistas, sin un Cavia, el del Premio, que denuncie el truco de identificar al Estado con la Nación.
–El Estado es el continente. La Patria, el contenido. La Patria es el vino generoso. El Estado, el odre viejo, medio podrido y lleno de botanas por cuyos resquicios y agujeros se va escapando gota a gota, hilo a hilo, y aun chorro a chorro, toda la vida nacional.
En el 17.