martes, 28 de julio de 2020

Querulantes



Francisco Javier Gómez Izquierdo

       Querulante: (Delirio paranoico) Lleva a la persona que lo padece a sentirse ofendido y tener necesidad de exigir reparación de las injusticias y perjuicios que cree haber sufrido.
       
Mis muchos años de talego me enseñaron a observar, a escuchar y sobre todo a detectar el arte del enredo en individuos acostumbrados a practicar todo tipo de falsificaciones verbales y escritas con ánimo de engañar. “Mirusté que no’stoy apuntao entodavía pero yo en la calle ib’al curto del Señó. Déjeme salir del módulo para ir con los hermanos”, recuerdo que me dijo un Gómez a la puerta del celular de la cárcel de Córdoba. “Usted me puede engañar a mí pero recuerde que a Dios, no. Vaya usted” le contesté abriendo la puerta. Desconcertado, el Gómez me miró sin saber que hacer y optó por volver al patio.  “..bueno, bueno, ya iré cuando me apunte el hermano Rafael”.
     
La mayoría de los internos desistía a la primera cuando veía que su trola no colaba para salir del Módulo con ánimo casi siempre trapicheante. Reconozco que me caía mejor el golfo descarado que los domingos sin actividad decía directamente: “...déjeme salir que me busque la vida a ver si los voluntarios que vienen al Módulo 1 me dan unos bisontes”.  Uno sabía que andaba entre perillanes y los años te iban enseñando a torearlos. De los que teníamos que cuidarnos era de los querulantes, un palabro que aprendí hace muchos años y que  define perfectamente a un tipo de insatisfechos y “tocapelotas” siempre quejosos de su situación. El querulante es un preso con un rimero de instancias en el “chabolo”. Rellena cinco o seis diarias denunciando al gavetero porque siempre le da el cuarto de tortilla mas pequeño, porque no le echa hielo en el gazpacho, porque se ha convertido al  vegetarianismo y no le dan un plátano que sobraba..., se queja del funcionario que le ha puesto un parte “por la cara” porque la mitad del porro no lo tenía en la mano sino que estaba en el suelo de la celda; al director porque no le permite pasar cuatro libros por paquetes; al  policía que lo detuvo y se quedó con 500 pesetas; al del “colomato” ante el juzgado de Vigilancia “porque en un paquete de Fortuna bien precintado y como nuevo, al abrirlo venía relleno con papel de periódico. “Ya me pasó en la cárcel de Alhaurín, Señoría..”. Todas estas tontadas había que registrarlas en dos libros distintos, hora, día, motivo, autoridad a la que iba dirigida, dar copia al interno... En la cárcel vieja de Córdoba, a veces el preso quejica entretenía al funcionario para que desde la calle lanzaran una bola de plastilina rellena de pastillas, chocolate ó heroína.
      
El preso querulante no descansa y se ofrece en el módulo a redactar cualquier queja, haciendo de su vicio profesión, a cambio de un paquete de Fortuna y un café doble. Sus afanes nunca tienen respuesta favorable pero se justifica con toda la razón del mundo: “Es que me tienen fichado y van a por mí”, confesaba cuando se rechazaba un nuevo "habeas corpus" interpuesto a nombre de un traficante de personas del Camerún.. ¡Con el "p'olsaco" que da que te pongan un Habeas Corpus! ¡Y encima sabiendo que no ha lugar!
      
¿A cuento de qué viene este recuerdo carcelario? Pues, mire usted: A cuento del guirigay que se ha formado en la 2ª División. Cuando he visto que el Extremadura, descendido antes de la disputa de la última jornada en cuestión, se considera maltratado por defectos en la competición y exige la permanencia poniéndolo por escrito, al momento me viene la figura del querulante. Confieso que me lo esperaba. Con Oliver por medio, no hay asunto por muy claro y adverso que parezca que no tenga posibilidad de ser interpretado a favor en un juzgado. Que proteste el Numancia, pase, pero el Extremadura o el Rácing...
     
¿Y la pretensión del Rayo Vallecano de echarla como cuando las pandillas setenteras nos jugábamos un duro en el campo del Silo, a un partido a ver quién juega el play off de ascenso? Los vallecanos no consideran que el Fuenlabrada tenga derecho, pero entienden que ellos sí. Un lío enredado con indisimulado ventajismo que no sabemos cómo acabará, pero no estaría de más que los de la UEFA, con ocasión de la Champions y en vista de lo que pudiera ocurrir, redacten lo que mejor proceda en derecho por si por un poner, en semifinales, el rival del Atlético tiene dos o tres positivos por este COVID que nos acogota.