Ignacio Ruiz Quintano
Abc
El movimiento talibán (policía moral) BLM es la rama electoral demócrata para cambiar a Trump por Sleepy Joe en la Casa Blanca, dicho por su fundadora, Patrise Cullors, en la CNN, cuya estrella Don Lemon propone enfriar la energía BLM colocando en el Monte Rushmore, “front and center”, a Obama, cabeza de la Administración más corrupta desde la de Andrew Jackson, martillo de los “íncubos españoles”.
Para el periodismo, Obama es “el presidente intelectual”: en El Cairo, de gira por sus “primaveras árabes”, puso de modelo de “conllevancia” (solución orteguiana para el tabarrón catalán) la del califato de Córdoba con la Inquisición (¡cuatro siglos de diferencia!), y en Viena pidió perdón por no hablar… el austriaco. Su remate fue intentar canjear en el billete de diez dólares la cara de Hamilton, único miembro antiesclavista de los “Founding Fathers”, por la de la abolicionista Harriet Tubman, y sólo la campana libró del ostracón al pobre inventor de la “democracia representativa”: el éxito inesperado del musical hi-hop de Lin Manuel Miranda en Broadway dedicado… a “Hamilton”, cuya retirada exigen ahora los talibán (policía moral) del BLM porque “Hamilton matrimonió con una familia de traficantes de esclavos”. La reacción de Lin Manuel Miranda, que no se cansa de apoyar públicamente a sus zopencos perseguidores, ha sido tan patética como las de cualquier acusado en los procesos de Moscú:
–Todo es muy complejo –balbucea el artista en Twitter–. Me llevó seis años encajar la historia en dos horas y media… Lo hice lo mejor que pude… Todo es juego limpio…
¿Cómo enredar a Trump en esta estupidez? De eso se encarga “el prestigioso” NYT, el periódico que pide prohibir el aire acondicionado por “antifeminista” y que hace un año acusó a Trump de retrasar deliberadamente el lanzamiento del billete de veinte dólares de Harriet Tubman (¡adiós a Jackson!), cuando todas esas decisiones fueron tomadas por… Obama.
Y todo por hacer de Sleepy Joe el Claudio de la situación.