El Cádiz de Irigoyen y Mágico en Burgos
Francisco Javier Gómez Izquierdo
Sabido es que la liga en Primera es una carrerita en la que el Madrid y el Barça van en moto y los otros dieciocho participantes en bicicleta. Alguno de los dieciocho hasta con la rueda pinchada. Carece de emoción, pues, y en Córdoba o en Burgos lo mismo debe darnos que la gane uno u otro pero, ¡claro!, a los que nos pierde el fútbol no podemos sustraernos a esta peste que ha traído el VAR y que es más hedionda aún en la Segunda División, deficitaria en calidad pero con la emoción que requiere este espectáculo que amenaza con dejar de serlo.
Sabido es que la liga en Primera es una carrerita en la que el Madrid y el Barça van en moto y los otros dieciocho participantes en bicicleta. Alguno de los dieciocho hasta con la rueda pinchada. Carece de emoción, pues, y en Córdoba o en Burgos lo mismo debe darnos que la gane uno u otro pero, ¡claro!, a los que nos pierde el fútbol no podemos sustraernos a esta peste que ha traído el VAR y que es más hedionda aún en la Segunda División, deficitaria en calidad pero con la emoción que requiere este espectáculo que amenaza con dejar de serlo.
Lo apretado de la clasificación y los caprichos del instrumento manejado con insospechada ignorancia o disimulada perversidad (uno no sabe a qué carta quedarse ante tanto retorcer lo evidente) puede imposibilitar subir a Primera, dejar fuera del play off de ascenso al que mete goles buenos, arreglar una mala temporada con dos o tres penaltys a tiempo y lo que es peor, arruinar el futuro de un club, mandándolo a 2ªB porque, como dice Lucas Alcaraz, entrenador hijo de comunista, “a Zozulya está prohibido pitarle un penalty”. De Zozulya se dice que es nazi por ser de Ucrania, donde Stalin condenó a morir de hambre a cinco millones de ucranianos. Cualquier día de éstos, Lucas, que es pragmático y se confiesa siempre empleado del club que le contrata -van más de una docena-, optará por no poner a su delantero centro por buscar la complacencia del VAR y es posible que se salve a costa del Oviedo, al que también desquicia el invento, o del Málaga o el Numancia, a los que he visto cómo el ojo del árbitro del brujo-monitor miraba en momentos decisivos con benevolencia.
El Deportivo, que tiene a mi parecer mejor equipo que el Cádiz, líder, no se va a salvar por el VAR, sino por su calidad, que imagino decidirá al final y los aficionados coruñeses perdonarán la abulia con la que se ha presentado su equipo en muchos partidos. Al Rácing y Extremadura que vimos descendidos hace veinte días, añado al Lugo, al que el VAR tiene entre sus víctimas. Casi siempre perjudicado y al que no le redime el reconocimiento de sus rivales como cuando Eguarás, capitán del Zaragoza, confesó, que sí, que hubo mano previa en el gol.
Quiero que suba el Cádiz. No tiene la plantilla que tiene el Huesca, al que yo veía en Primera a comienzos de temporada pero tiene un sistema mejor asentado que el del Zaragoza mucha más estabilidad que el Almería, del que ya hemos dado cuenta de los caprichos presidenciales. Al ascenso directo quieren llegar el Rayo y Gerona, pero se han dejado muchos puntos por el camino y son muy poco fiables en defensa. Está más o menos claro que Cádiz, y entre los dos maños van a estar los dos puestos de ascenso.
Al Zaragoza el VAR le da muchos penaltys y decide a su favor en caso de duda, pero yo no veo al histórico club con la calidad que se presupone para subir a Primera. Luis Suárez tiene talento y un instinto asesino que mantiene al equipo junto a un joven Raúl Guti que no sé aún si es muy bueno o sólo lo parece... Y es que no veo los partidos como Dios manda. Voy de la Primera a la Segunda cada cinco o diez minutos dependiendo del interés y no hay hora en la que no me rebote con el dichoso VAR. El último con el Mirandés, al que se le ha desinflado la opción del play off más por sus carencias que por culpas ajenas, pero ante el Fuenlabrada ganaba 1/2; en el minuto 94, Anderson remata a gol con Jeisson en posición de fuera de juego junto al portero rojillo Lizoaín. El árbitro lo anula, pero el VAR le avisa. “No lo va a dar” me digo. “Si no dio el de Januzaj, ¿cómo va a dar éste que está al lado del portero?” En verdad, a mí me parece que esas posiciones de delanteros que no intervienen tendrían que obviarse... y es lo que hizo el VAR de Fuenlabrada. Conforme piensa un servidor que es el fútbol, pero haciendo lo contrario que el VAR de San Sebastián.
¡¡Ah!!, los penaltys del VAR en Segunda es un ejercicio de tal discrecionalidad -vean este Fuenlabrada-Mirandés sin ir más lejos- que no podemos menos de sospechar lo señalado más arriba. Ignorancia, que malo, o perversidad, que... dejémoslo ahí...