Fernando Buesa
Hughes
Abc
El panteón de Fernando Buesa sufrió ayer un acto de vandalismo. Todo o casi todo el mundo lamenta mucho el hecho, pero el hecho, terrible en sí mismo, permite preguntarse por la extraña relación del PSOE, partido que fuera de Buesa, con Bildu.
La pregunta tiene un sentido muy concreto. Si el PSOE es capaz de traicionar su memoria hasta el punto de negociar con los que nunca condenaron los asesinatos, ¿qué no hará con los demás? ¿Qué no hará con lo que no es suyo? ¿Qué no hará con España? Dada la concentración tiránica de poderes que tiene aquí el partido gobernante, esto ha de preocuparnos a todos, no sólo a sus afiliados, votantes, lactantes y reptantes.
Cabe otra pregunta: ¿le es más grato a ETA este PSOE, PSOE sin Buesa, que el PSOE de entonces? Hemos de entender que sí. Ser más gratos a ETA, habernos hecho todos más gratos a ETA, ¿es exactamente un triunfo sobre ella?
La pregunta tiene un sentido muy concreto. Si el PSOE es capaz de traicionar su memoria hasta el punto de negociar con los que nunca condenaron los asesinatos, ¿qué no hará con los demás? ¿Qué no hará con lo que no es suyo? ¿Qué no hará con España? Dada la concentración tiránica de poderes que tiene aquí el partido gobernante, esto ha de preocuparnos a todos, no sólo a sus afiliados, votantes, lactantes y reptantes.
Cabe otra pregunta: ¿le es más grato a ETA este PSOE, PSOE sin Buesa, que el PSOE de entonces? Hemos de entender que sí. Ser más gratos a ETA, habernos hecho todos más gratos a ETA, ¿es exactamente un triunfo sobre ella?
Fernando Buesa merece y goza de un recuerdo especial. Se rememora su altura cívica. Pero hay muchas víctimas de las que no se acuerda nadie, anónimos guardias civiles, olvidados militares, que viven «vandalizadas» diariamente porque su crimen sigue sin resolverse. En este escarnio supurante se vive y se brinda entre pactos de cocochas. Un vandalismo de tipo institucional se produce cada día sobre las víctimas de esos crímenes sin resolver.
Uno de los rasgos de la sacrosanta Transición fue la fascinación de la izquierda con ETA. Los guardias civiles y militares muertos sufrieron antes campañas de propaganda antiespañola y anticastrense. Luego les llegó la muerte. Después el olvido.
Este hecho, en plena campaña electoral, invita a reflexionar sobre la «normalidad» democrática vasca de la que el PNV presume. ¿Qué tipo de elecciones pudo haber donde unas ideas eran perseguidas con el estigma, la violencia y el asesinato? Sobre esa mala broma han construido su sociedad perfecta.
La actitud ante el olvido de los asesinados, ante el independentismo, golpista o no, y ante la diferencia de derechos dentro de España es una posición política fundamental. Es la posición. Pero es incómoda y por eso los creadores de palabras lo llaman «ultraderecha» (las televisiones son el Banco de España de las palabras: son las que acuñan). ¿Qué palabra tendrán pensada para lo que hace el PSOE con su memoria y la de todos nosotros? «Diálogo», «paz»...¡Hacernos la cococha!
Uno de los rasgos de la sacrosanta Transición fue la fascinación de la izquierda con ETA. Los guardias civiles y militares muertos sufrieron antes campañas de propaganda antiespañola y anticastrense. Luego les llegó la muerte. Después el olvido.
Este hecho, en plena campaña electoral, invita a reflexionar sobre la «normalidad» democrática vasca de la que el PNV presume. ¿Qué tipo de elecciones pudo haber donde unas ideas eran perseguidas con el estigma, la violencia y el asesinato? Sobre esa mala broma han construido su sociedad perfecta.
La actitud ante el olvido de los asesinados, ante el independentismo, golpista o no, y ante la diferencia de derechos dentro de España es una posición política fundamental. Es la posición. Pero es incómoda y por eso los creadores de palabras lo llaman «ultraderecha» (las televisiones son el Banco de España de las palabras: son las que acuñan). ¿Qué palabra tendrán pensada para lo que hace el PSOE con su memoria y la de todos nosotros? «Diálogo», «paz»...¡Hacernos la cococha!