Imperdonable sería que hoy S. Bruno y en Burgos no me hubiera acercado a la Cartuja, mi Cartuja, a la que quiero como si fuera de la familia. Subo después de comer y encuentro como siempre un balaguero de paz y la mejor representación de arte que uno comprende.
Como novedad, hoy y sólo hoy el S. Bruno de un monje anónimo que admiran los cartujos en clausura... Y el hermoso soneto escrito. Hablado sería un disparate imposible en gentes que tan bien callan.
Francisco Javier Gómez Izquierdo
Silenciar el silencio, lentamente,
haciéndolo remanso de la vida,
es tarea difícil y atrevida,
por humana, quizás, la más urgente.
Retumba el corazón ruidosamente,
es corcel receloso de la brida;
si el silencio es la Tierra Prometida,
de cierre es vocación de penitente.
Cuánto y cuánto silencio pordiosero
mendigando de moda vergonzoso
un mendrugo de calma pasajero...
Silenciar el silencio es trabajoso,
de paciente labor de jardinero
que un día, en su FLOR, halla reposo.
Un cartujo
