lunes, 21 de octubre de 2019

Ni Clásico... ni Liga



Ignacio Ruiz Quintano
Abc

    La Moncloa es la versión española de “La comedia de los horrores” de Tourneur, y de Vincent Price va Sánchez, a quien no le interesa que el Barcelona-Real Madrid se juegue cuando toca, por si pasa algo y pierde media docena de votos, con lo cual, y haciendo exhibición de su acreditado cojonudismo, el Barcelona-Real Madrid se juega el 18 de diciembre, jornada de Copa del Rey, a lo que el Madrid, que todavía es Real, se ha prestado sin rechistar, porque, después de todo, ¿qué mayor tesoro que el Consenso?

    En el Barcelona todo el mundo habla públicamente contra los españoles: lo llaman libertad de expresión. El club hace una nota oficial en papel de barba, y entrenadores y jugadores salen a leerla como se leía el Quijote en el Círculo de Bellas Artes en el Día de Cervantes (quien, por cierto, era catalán, según las últimas concesiones del Consenso.
    
Cuando Mourinho dijo “el rey va desnudo” al paso de Guardiola, el periódico de las elites llegó a acusarlo ¡editorialmente! de promover la violencia. Ahora, en cambio, se puede ser héroe civil sólo con levantar una ceja ante las baladronadas del Gandi de Sampedor y su neurona, el Xavi de España.
    
En Madrid, el Real no ha dicho nada, y su capitán, que acostumbra hablar como una parpayuela, tampoco. A Ramos su patriotismo de hojalata lo lleva a querer capitanear España en unos Juegos Olímpicos, en los que jugaría gratis, si lo dejaran, como en el Real Madrid. Ramos va de subteniente Remón del madridismo, pero nunca le ha hecho un chitón a los bocachanclas culés, ni siquiera en las mesas de tute durante las concentraciones del Combinado Autonómico.
    
Para España es un honor poder albergar el Superclásico –“king-koneaba” hace menos de un año el Richard Kiel que hace de presidente en La Moncloa–. Es un honor. Vamos a desplegar todo el aparato de seguridad que siempre hemos utilizado para este tipo de eventos. Todo para que los únicos protagonistas sean el fútbol, los aficionados y el gran pueblo argentino.
    
El Estado español, que se desdobla en diecisiete autonomías cuando apenas puede dar fe de la propia, garantiza una final Boca-River en el Bernabéu, pero no un Barcelona-Real Madrid en el Campo Nuevo, por si salta un Jimmy Jump con una pancarta que emborrone la campaña electoral de ese Rasputín del pan “pringao” que es el Redondo de La Moncloa. Y el piperío asiente. ¿Por qué asiente el piperío? Primero, porque le tienen dicho que no hay que mezclar política y deporte. Y luego, porque es el piperío y sabe, antes de lo de Mallorca, que la Liga está perdida porque no la va a disputar.
    
–No es un problema de jugadores –declaró Zidane en Mallorca.

    Y lleva razón. Es un problema de entrenador, sobre todo cuando se trata del entrenador que lleva seis meses planificando un equipo y le sale un sindicato de liberados sindicales, con Isco, el de la báscula de Solari, que se mueve por el centro del campo como un puntero del mouse estropeado.
    
La Liga apunta, una vez más, a Barcelona. El Atlético se ha puesto él mismo un cencerro al cuello, y el sábado vimos que se ha gastado una carretilla de millones en Joao Félix para ponerlo a marcar al carrilero del Valencia: no, ya puestos, al cerebro, Parejo, un canterano que no tuvo en Madrid el enchufe de Lucas Vázquez, sino al carrilero. El suceso es tan extraordinario que Tebas, para compensar la mala imagen internacional del aplazamiento del Clásico, quiere jugar en Miami el Villarreal-Atlético, para que en la cantina del club de golf de Trump vean cómo un genio del fútbol puede jugar, si lo obligan, de secante de un obrero del fútbol. Bien mirado, esto es luego que todavía no ha hecho Zidane, poner a Hazard a marcar las subidas de Pione Sisto, aunque lo hará, si viene Pogba, con quien el “Daily Mirror” lo ha sorprendido en Dubai durante el parón de Selecciones, con motivo de una conferencia sobre el funcionamiento y disposición de la Inteligencia Artificial en el mundo del deporte.
    
Durante el parón de selecciones, el entrenador va a Dubai como viajante de la Inteligencia Artificial y el capitán, en vez de volver a Valdebebas, se queda con el Combinado Autonómico, aunque no pueda jugar por sanción. Lo de Mallorca sólo fue otra anécdota.
    
–Y yo que me muero por ir a Mallorca / con eso de Pérez empiezo a pensar, / en meter mis cosas, mis sueños y ritmos / en una maleta y largarme pa’llá –cantaban Los Tres Suramericanos.
    
A partir de ahora, la Chapions.



SIN ÁNIMO DE LUCRO

    El alemán Klopp es un entrenador sin ánimo de lucro, que entrenaría gratis (¡como Ramos!), si lo dejaran. Como no lo dejan, tiene hecho voto de votar siempre a la izquierda para pagar cuantos más impuestos mejor (con la derecha en el gobierno, siempre le sale a devolver). Ahora una leyenda del Liverpool, Robbie Fowler, un delantero centro con una nariz como un pimiento morrón, agranda la leyenda de Klopp desvelando que el alemán rechazó al United y al Real Madrid “porque no le gustaba cómo se concentraban únicamente en los intereses comerciales”. Y porque le pagaban mejor, claro. Personalmente, me quedo con la pena de no ver lo que hubiera hecho con Vinicius, Rodrygo, Kubo y Ceballos.