martes, 20 de mayo de 2025

Alessio Lisci, entrenador de cuerpo entero

Ayuntamiento de Miranda


Lisci

Francisco Javier Gómez Izquierdo


A un entrenador de fútbol se le piden resultados, mejorar los jugadores de la plantilla -si los cogió, un poner, con un valor de cinco millones que progresan a los siete u ocho- y si además el equipo juega bonito y suma puntos pues ¡gloria bendita! En Segunda división hay entrenadores que firman por los clubes pensando en el sustento propio y de su familia, como es lógico. Estos suelen ser prácticos. Conocen la categoría y saben lo que conviene conforme a las características del equipo. Se suele echar mano de ellos avanzada la temporada y se les pide que remienden lo estropeado por técnicos amigos de experimentos tácticos. Álvaro Cervera y José Luis Oltra son ejemplo de técnicos reparadores mientras que Julián Calero es de los que como él mismo dice, al no poder comprar jamones de pata negra, se hace digerible y hasta agradables las bocatas de mortadela. El Levante lo contrató por apreturas económicas y ha resultado un técnico que ha revalorizado jugadores y hasta es capaz de subirlos a Primera.


Entrenadores hay con muy buena reputación. Ellos mismos se declaran fanáticos del sistema y aseguran que sus equipos "juegan bien sobre todas las cosas". "El sistema es innegociable" suelen decir, más mesiánicos que proféticos porque con los años se les va apagando el furor atacante y la necesidad les empuja a intentar tabicar sus porterías. Pongamos Eder Sarabia en el Elche entre los correctores y a José Alberto e Iván Ania por el Rácing de Santander y el Córdoba entre los contumaces del sistema que ha de deleitar, en teoría, paladares exquisitos.


Luego hay entrenadores que se acomodan a la plantilla que les dan y que ven el fútbol como muy pocos; inteligentes en su trabajo, preparan los partidos en función del rival, al que estudian como si fueran a opositar para notarios y cada partido tiene su lectura particular. De éstos hay muy pocos. Uno es, a mi parecer, Alberto González del Albacete, pero el más destacado, Alessio Lisci, un tipo que ha desenmascarado el exceso de pamplineo que rodea al gremio.


Anoche en El Arcángel (Bharein Victorious) Lisci no sacó a los jugadores que servidor esperaba. Sacó a los que podían hacer daño al planteamiento de Ania. Así la titularidad del "lateral largo" Parada, preferió la técnica de Joel Roca arriba para propiciar el pase que han de recibir los laterales en subida por calles deshabitadas (es conocida la afición de Iván Ania de poner a los suyos a 60 metros de la propia portería) en vez del bullidor Izeta. Eché en falta a Lachuer. "Nadie es imprescindible para este hombre", me dijo. Bueno, sí, el portero Raúl Fernández y el mediocentro Gorrotxategui, que el año que viene jugará en la Real Sociedad. Panichelli, el 9 morroscote caía a la izquierda y en una de ésas el tío centró como Chechu Rojo para que Hugo Rincón futuro lateral derecho del Athletic de Bilbao rematara con los estorbos a casi un kilómetro. El público se molestaba en los saques de falta mirandeses porque un lanzador primero amagaba y luego, conforme se moviera la defensa sacaba otro. El caso es que el Mirandés gobernó el partido toda la primera parte. En la segunda el Córdoba empujó y empató en gol "a la virulé"; Lisci puso a Izeta, a Lachuer y Alex Calvo el melenudo cordobés al que se le ha quitado la manía regateadora y en una contra de las que prodigan todos los visitantes de El Arcángel, tres contra uno para más señas, Pablo Tomeo, aragonés todo corazón, anotó el gol que asegura al Mirandés en el play off y puede que hasta en Primera de forma directa.


Me gusta mirar de vez en cuando cómo se mueven los entrenadores y cómo reaccionan a ciertas lanzas. Les aseguro que Alessio Lisci parece un Sócrates templado con una elegancia de movimientos que parece mentira se corresponden a la casta y coraje de sus pupilos. Me alegré del triunfo de los paisanos. Me alegraría mucho que el Mirandés ascendiera. Sería uno de los descubrimientos más sorprendentes que haya aparecido en el fútbol español en el último medio siglo.