jueves, 8 de mayo de 2025

PSG - Inter

Francisco Javier Gómez Izquierdo


    Hace ya más de medio siglo, el Barcelona emparentó con un modelo de fútbol al que sigue siendo fiel sin que puedan con él las distintas modalidades de divorcio. Marinus Michels fue el agente fundador. Trajo lo que llamamos el "gen Barça" que en verdad es gen Ajax, por estar en Amsterdam su origen, de donde lo trajeron los más excelsos catedráticos del fútbol holandés. El primero Michels, el más indiscutible y profético, Cruyff; el más antipático, Van Gaal; y...etc.


   Hansi Flick podría pasar por holandés por su terquedad en la fidelidad al sistema. El martes, con el 2-3 en el minuto 88, cree servidor que un entrenador debe manejar correcciones y apuntalar incluso con cuñas feúchas el plan que ha resultado. Puede parecer admirable que en el tiempo de recoger la herramienta de la faena sigas fabricando ocasiones de gol, pero no puedes quitarte el cinturón porque es probable que se te bajen los pantalones y enseñes el culo que nadie quiere ver.


   El Barça jugó mejor -más bonito- que el Inter. Hizo más méritos y ocasiones para pasar a la final. Estas mismas sensaciones teníamos con la Holanda de los 70 y 80, pero entonces y ahora cree servidor que el sistema anda con dos agujeros de holgura en el esquema defensivo.


   Don Laporta, ventajista irreductible, y Hansi Flick, que esquiva la propia responsabilidad, culpan al árbitro del batacazo en Milán, sin percatarse de que el señor Marciniak no pitó penalti en lo de Cubarsí y sí lo hizo en lo de Lamine. Decidió en ambas ocasiones a favor del Barça. D. Laporta y Flick son poco críticos con el VAR de mis enojos por la demostrada querencia del artefacto por el color azulgrana. Por eso sorprende que carguen contra Marciniak, que me pareció pitó correctamente. Pitó lo que vio. Es al VAR a quien tienen que llamar la atención presidente y entrenador, pero no queda bien que tras tanto elogio reciente se le quiera demonizar.

 

   ¡Ah! Simone Inzaghi estudió mejor al Barça que Flick al Inter. Que el rival también cuenta y si cuenta hasta cuatro, cuenta más que tres. Con ser mucho tres goles.


   El Arsenal empezó avasallador el partido de vuelta en París. Donnaruma impidió más de un gol, pero poco a poco el PSG se mostró como el equipo eléctrico en el que lo ha convertido Luis Enrique y eso que creo que salió un partido "regulero".


Me gusta el PSG. Quizá haya llegado su hora.