Ignacio Ruiz Quintano
Abc Cultural
El Saramago malo recuerda cada vez más al Unamuno bueno, quien a fuerza de no ser religioso no habla más que de religión. Pero el Saramago bueno recuerda cada vez más al Jardiel malo, y entonces la pregunta es obligada:
–¿Por qué Saramago es un hombre y George Sand es una mujer?
Ah, el drama del arte: un verdadero combate entre Jacob y el ángel.
En su afán por redimir a los pobres de la Tierra, Saramago, en cualquier caso, no llega ni a Unamuno ni a Jardiel. Saramago quiere echárselas de cartesiano y no sabe que el cartesianismo nació de un sueño, por lo cual más tiene de misticismo que de racionalismo.
La primera República española iba de racionalista, pero era tan mística que prohibió a los serenos cantar la hora con su invocación mariana: “¡Ave María Purísima!... ¡Las dos, y nublado!” Parte meteorológico y piedad poética en un mismo grito, de balde y a cada hora. Con la experiencia de la primera, la segunda República: “La fortaleza religiosa ardió... Huele a quemado de ropas... –escribe un Ruano todavía por la causa–. Estatua decapitada... Y los restos de los automóviles. ¡Qué pequeñito el San Cristóbal, retorcido en las llamas!... Le han acunado mis manos liberales...”
–¿Cuál cree usted, Juan Ramón, que es el mayor poeta universal?
–Dios.
Y a Dios, que cuando repartió la poesía Saramago cerraba la cola, se la tiene jurada Saramago. E igual que Fuentes se sentó a escribir para hacer perder a Bush las segundas elecciones –las que el texano ganaría con el mayor número de votos de la historia estadounidense–, Saramago se ha sentado a escribir un libro de sincero secularista que acabe de una vez por todas con... la Biblia.
–La Biblia –resume Saramago– es matar y matar y matar...
O sea que Saramago ha leído la Biblia marcha atrás.
Se ha dicho que, marcha atrás, “Tiburón” es una película en la que un tiburón vomita gente hasta que abren una playa. Marcha atrás, “Viernes 13” es una película sobre un jugador de hockey mágico que cura a sus adolescentes para que puedan irse a casa desde el campamento. Marcha atrás, “Superman” es una película de alguien que vuela por ahí y que después de poner a gente en situaciones difíciles va y se esconde. Marcha atrás, en fin, Saramago –que no la Biblia– es un tipo que resucita y resucita y resucita y ve que todavía está allí (donde Stalin ofrece “ese aire vago de adormecimiento bizco que da el haber gustado excesivamente de la sangre...”)
–Pepe... ¿Y esto es tó?

