PEPE CAMPOS
Plaza de toros de Las Ventas, Madrid.
Domingo, 4 de mayo de 2025. Novillada con picadores de diferentes ganaderías madrileñas. Novilleros que no arrearon y novillos de alma Domecq. Media entrada. Tarde primaveral algo fría.
Primer novillo de Ángel Luis Peña, manso de poco celo; segundo de José González, flojo; tercero de Guerrero y Carpintero, exigente que dio juego; cuarto de Cerro Longo, jabonero, bien armado, manso; quinto de Caras Blancas de Carpio, efectivamente, con la cara blanca, manso de solemnidad, muy escarbador; sexto de Hermanos Sandoval, manso, colaborador.
Terna: Bruno Aloi, de Ciudad de México (México), de teja y oro, con cabos blancos; veinticuatro de edad; veinte festejos en 2024; silencio tras aviso y silencio tras aviso. Cristiano Torres, de Zaragoza, de beis y oro, con cabos blancos; de diecinueve años; catorce festejos en 2024; silencio tras aviso y silencio tras aviso. Cid de María, que se presentaba en Madrid; de Alcalá de Henares (Madrid), de azul pavo y oro con cabos blancos; de veinte años; veintidós festejos en 2024; silencio y vuelta al ruedo tras petición.
Suerte de varas. Picadores: Primer novillo —Antonio Prieto—, primera vara, sin ponerlo en suerte, rectifica, detrás de la cruz, le tapa la salida, hace la batidora, muy larga; segunda vara, detrás de cruz, caída, metisaca, el novillo se repucha y sale suelto. Segundo novillo —Diego Cotán—, primera, sin ponerlo en suerte, trasera, dándole, le tapa la salida, el novillo se acuesta y pierde las manos al salir; segunda, sin ponerlo en suerte, trasera y caída, el novillo sale muy disminuido y se cae; protestas. Tercer novillo —Javier Díaz—, primera, sin ponerlo en suerte, trasera y caída, pegándole, sale suelto; segunda, en suerte, muy trasera, con batidora, sale suelto. Cuarto novillo —Teo Caballero—, la primera, sin ponerlo en suerte, trasera con batidora; la segunda, sin ponerlo ponerlo en suerte, detrás de la cruz, rectifica, suelto. Quinto novillo —Juan Manuel Sangüesa—, primera, se mete debajo del caballo, se le pone en suerte, detrás de la cruz, sale al capote; segunda, detrás de la cruz, suelto. Sexto novillo —Juan Melgar—, la primera, trasera; la segunda, trasera tras rectificar y sale suelto.
Mucho sopor y tedio a lo largo de la tarde. En esta ocasión los novilleros hacían el paseíllo tras haber toreado bastante el año anterior, no eran, por lo tanto, noveles en el asunto de querer pasar al escalafón superior de matador de toros. Venían puestos y toreados. En el caso de Bruno Aloi y de Cristiano Torres se pudo observar un cambio de actitud respecto a sus primeras actuaciones en Las Ventas, en las que con carencias habían mostrado más ganas y ambición. Ayer, ambos, parecían como limados por el sistema. ¿Qué les dirán en las andanzas de su preparación? ¿Y qué harán y cómo lo plantearán? Se podría suponer que se han empleado mucho en el toreo de salón y en hacer campo para pulir los defectos. Y que este menester habrá sido tanto, que han conseguido alisar y pulimentar imperfecciones, pero, a su vez, esa misma tarea —en ella— les ha llevado a perder nervio y personalidad. Bruno Aloi, ayer pareció un novillero muy hecho, de buen corte, de técnica, aunque falto de empuje, de arranque, en definitiva, de querer mostrar un deseo de llegar lejos en esto del toreo. Cristiano Torres, desde una presentación en Madrid en la que reflejó enormes anhelos, si bien con ausencia de conocimiento, ha pasado a lo de ayer donde dio la impresión de haber recibido un curso de formación intensiva para llegar a saber torear en la nueva tauromaquia, la del neo toreo, es decir, la de plantear las faenas con prevenciones, por las afueras y con una colocación poco natural delante de los novillos. Por su parte, Cid de María, que se presentaba en Las Ventas, se mostró algo más dispuesto, con cierta rapidez y sabiéndose lo de las afueras; traía mucha clá que se hizo notar en la petición de oreja del sexto novillo, ante la cual aguantó bien el presidente para no concederla.
Los novillos pertenecían a ganaderías de la comunidad de Madrid, la mayoría de ellas sin haber tomado todavía antigüedad, menos la de Ángel Luis Peña. Previamente, llamaba la atención el novillo de Caras Blancas, por su rostro albo, que se manifestó renuente a ser toreado, lo que no deja de ser una diferencia que puede atraer al aficionado, para salir de la monotonía de comportamientos de los animales de procedencia Domecq que dan la sensación de haber recibido otro curso de formación (digamos, que pasando por la deformación genética) para que una vez obtenido el diploma embistan de manera formal, correcta, para que sepan colocar bien la cara en la muleta (también, los que no la tengan blanca) y colaboren con su matador, para ser toreados en la neo tauromaquia del toreo despegado, sin entrar en el meollo de las suertes ni en su remate. Aún así, los novillos de ayer tarde no fueron los causantes del tedio, ni del posible aburrimiento que padeció el respetable, sino que la causa hay que buscarla en la realidad social de los tiempos que corren, y que podemos observar a nuestro alrededor, tiempos de cambios de personalidad, de conmutación de comportamientos, de alisamiento del carácter, de esmerilado y de pulido, para hombres y animales, en pos de conseguir resultados de bella estética, para que se alcance y se culmine en lo que se denominaría una corrección correcta en los procederes. Digamos que la tauromaquia no es impermeable al reflejo de lo social.
Pero pasemos a describir la labor de la terna de novilleros que ayer se enfrentaron a novillos madrileños. Bruno Aloi, a su primer novillo, un animal descastado, le aplicó con la muleta una faena técnica, en los terrenos del nueve. Comenzó por bajo, y en la primera tanda en redondo le recetó unos muletazos limpios, con paciencia, pues el novillo le esperaba, de nuevo en redondo manifestó esa forma pausada de tomarse la faena, bien colocado, pero ya con la muleta retrasada, después se cruzó en los intentos al natural, para terminar con la diestra en una porfía en cercanías que sobró. No dio muchos muletazos, mas estuvo tan premioso que tras dejar en el novillo media estocada atravesada, ensayada en la suerte contraria, escuchó un aviso, antes de entretenerse en un descabello. En el cuarto novillo, con el capote se embarulló, y con la muleta en la segunda raya del nueve, dio de inicio una tanda pulcra en redondo, para después entrar en los enganchones, los tiempos dilatados, la muleta retrasada, y pareció no entender al novillo de Cerro Longo. Aloi se mostró frío, y su trabajo fue a menos. Buena composición —buen corte— pero poco ajuste con el astado. Mató en la suerte contraria de tres pinchazos y media estocada caída, más tres descabellos. Escuchó un aviso.
Cristiano Torres, pasó desapercibido con el capote, en las faenas de muleta, en su primer novillo, en terrenos del ocho, ante un astado que se caía, con la diestra quiso torearle dándole distancia, el novillo se le cae, después le soba para ir metiéndole en un tono bajo muletero. Al natural llegó a templar algún muletazo, sin ligar, de uno en uno, y se quedaba descolocado ante el derrumbe del novillo. Lo mató de un pinchazo en la suerte contraria y de una estocada caída en la suerte natural. Al novillo de la cara blanca, muy manso, la faena de muleta comenzó en el diez, luego en el nueve, para terminar el novillo yéndose a la querencia de toriles y a los terrenos del sol. Inició la labor por alto, después muletazos pulcros en redondo, a menos, el novillo se desentiende y tras plantearle la pelea en cercanías, el animal se sale, recorriendo ruedo. Lo mató de media estocada en la suerte natural.
Cid de María, en sus dos novillos quiso hacer quites que no fueron lucidos. en su primer novillo fue desarmado al torearlo con el capote. Con la muleta, en terrenos del ocho, en redondo, sufrió enganchones, al natural, subió el tono en una primera tanda, para bajar en la segunda. Vuelta al toreo en redondo con rapidez y una finalización, con la misma rapidez y con enganchones al pasar, de nuevo, al natural. Dio manoletinas. Mató tras tres pinchazos en la suerte contraria y una estocada caída en la natural. En el último novillo de la tarde, con la muleta, en terrenos del ocho, no le cogió la distancia, ni la ligazón, toreó por fuera a un novillo que necesitaba la muleta en la cara para que repitiera. Finalizó con muletazos en redondo que tuvieron temple y esto sirvió para que se le pidiera la oreja, tras una estocada en la suerte contraria caída, delantera, desprendida y perdiendo la muleta.
En banderillas mucha colocación trasera y caída, en las lidias, corrección. Destacó Juan Carlos Rey —que atraviesa un gran momento— en dos pares metiendo los brazos entre los pitones del quinto novillo y colocados detrás de la cruz.
ANDREW MOORE
FIN





















