En la sobremesa de las cinco de la tarde Suna miraba como el hispanista Adrian Shubert (un canadiense que escribió la historia social del toreo, A las cinco de la tarde) en el ruedo: un alma cándida y abierta a maravillarse con todo, desde los cubrepiés de Sevilla ("con el fin de evitar que desde el tendido algún depravado pudiese mirar los tobillos de las damas") a los carteles de Madrid que prohíben arrojar antes ni durante la corrida perros, gatos u otros animales muertos, "ni cosa que puede ofender o incomodar al concurso". Ver, oír y callar. Cuántas veces habré visto así los toros, como los mirones de vallas, que miran el ir y venir del mundo por un descuido que es un hueco en el secreto de la gente.