viernes, 27 de enero de 2017

El Gila del independentismo




Hughes
Abc

El senador Santi Vidal es tomado por loco o fanfarrón por las cosas que ha dicho, pero analizadas son todas cosas que pensamos, que damos por hecho o incluso cosas que sabemos. Los referéndum ilegales necesitan un censo, sabíamos que Sánchez vendería su apellido (lo que quedaba de él, las consonantes) por formar gobierno, y podemos imaginar que algo habrá tramado el Parlament para el “día después” cuando ya tramita una ley de la Transitoriedad, genialidad cumbre porque es el de La ley a la Ley independentista. ¡Responden a la Transición con la Transitoriedad! Lo mejor de la Transitoriedad es que nunca termina, sino que se convierte en una especie de estado crónico. A la Transición, por tanto, le sale dentro la Transitoriedad. Y no es descartable que a la transitoriedad de la transición le siga una transitancia.

Nos hemos escandalizado por lo que ha dicho Vidal, por lo que se le ha escapado, pero todo, absolutamente todo, lo sospechábamos. Digamos que el senador ha roto un sobreentendido y no ha habido más remedio que actuar porque su “lo hemos hecho de manera absolutamente ilegal” rompe inoportuno el creciente consenso acerca de una independencia legal.

¿Cómo no va a haber contactos diplomáticos ocultos si Cataluña ya los realiza expresos y a la luz de los focos? ¡sería absurdo que no los hubiera! ¿O no es verdad que el 155 es inaplicable? (Aquí ya hay que hacer algo, porque está arruinando el gran motivo antistress del español, el artículo líbero). ¿Alguien se puede escandalizar de que se conozca la filiación política de los jueces cuando ya la cuentan ellos? Son cosas sobre las que hay un silencio interesado. Ahora se le abre procedimiento a Vidal, pero de loco, proceso de loco, por decir lo que no hay que decir.

Vidal, como un poeta locuelo del “prusés”, ha dicho lo inefable, ha mencionado lo que está y no se puede decir. Con ello ha cometido un acto de intranquiliad y desasosiego general, que obliga a investigar a quien no quiere investigar y obliga a negarlo a la Generalitat, que sólo proclama la Independencia en secreto o en la Casa Cultural de Matadepera. Lo más fascinante es imaginarle pueblo por pueblo: “Sí, sí, que va en serio”. No fotis, tú.

Santi Vidal ha hecho de Gila del indepentismo llamando al enemigo y lo más probable es que unos y otros lo tomen por loco.