Tierras del Sahel
Jean Palette-Cazajus
En cuatro ocasiones en los últimos cinco meses (3.IX; 10.XI; 23.XI y 2.XII. 2016), he abordado en estas páginas el tema demográfico. Lo he hecho con vehemencia y una nada disimulada angustia. El enconamiento de los sentimientos del autor suele contribuir a que el lector desconfíe de la firmeza de su trama demostrativa. Lamento no llegar a controlar debidamente las expresiones de mi eterno asombro ante la persistencia, frente a tan grave problema, de un cóctel de ignorancia e indiferencia. Se trata ni más ni menos de la instancia biológica que determina las modalidades de la existencia y la continuidad del género humano. Como no me canso de repetirlo, los países desbordados por su natalidad no acaban de cumplir los requisitos de la humanización y constituyen una amenaza de muerte para aquellos que sí la tienen controlada. Unos y otros son, simplemente, incompatibles.
“¡Yo no me quiero enterar!” Tanta perseverancia en recordar la vieja copla de la Piquer me ha inculcado la convicción de que buena parte del conocimiento humano sólo cumple una función narcótica. Por esto, cuando el lunes 16 de Enero, vi la página Web de Le Monde encabezada por nuestro entrecomillado título, salí por un instante del pellejo de Jeremías, el profeta amargao. Hasta el punto de tomarme la molestia de traducir la mayor parte del artículo:
Estación ferroviaria, Dacca, Bangla Desh
-“Contrariamente al resto de África, el Sahel, al igual que algunos países del centro del continente, sigue viendo cómo aumenta masivamente su población. Níger ostenta incluso el récord mundial de la fecundidad. Nada permite entrever a medio plazo un vuelco de dicha tendencia. Aquella zona pobre y desestabilizada por la presión de los movimientos yihadistas, será uno de los principales motores del crecimiento demográfico mundial en el horizonte de finales del siglo XXI, de acuerdo con las proyecciones de la División de Población de las Naciones Unidas.
Demógrafo perteneciente a la Fundación para los Estudios y la Investigación sobre el Desarrollo Internacional (FEIDI), Michel Garenne ha analizado minuciosamente la situación de los seis países francófonos -Senegal, Mauritania, Burkina Fasso, Malí, Níger y Chad- que comparten esta extensión de más de 5 millones de km2. Destaca el fracaso de las políticas de población practicadas hasta ahora y pone en guardia contra una “situación insostenible”, una de cuyas consecuencias será la migración de varias decenas de millones de personas. A la hora en que la U.E. pretende responder al problema migratorio mediante más desarrollo, el investigador exhorta a darle a la cuestión demográfica su crucial importancia.
Pirámide Angola 2005. Los que se pasan
El crecimiento demográfico disminuye en África, menos en el Sahel y algunos países del África Central. ¿Por qué?
Los dirigentes de aquellos países nunca han considerado que controlar el crecimiento demográfico fuese realmente importante. Se suponía que el desarrollo iba a solucionar el problema. Era el discurso de moda en muchos países del Sur durante los años 70. Argelia, en nombre de los países no alineados, declaraba en la Conferencia Mundial sobre Población de Bucarest, en 1974, que “la mejor píldora era el desarrollo”. Diez años más tarde, los argelinos dieron marcha atrás y adoptaron un gran programa de planificación familiar. Cosa que no hicieron los países del Sahel donde nada serio se emprendió. Particularmente en las zonas rurales donde se concentra la explosión demográfica con una media de 6 a 8 hijos por mujer.
Los americanos, como lo habían hecho con cierto éxito con Latinoamérica y Asia, intentaron en los años 80 promover políticas de control de nacimientos. Pero la crisis económica y los planes de ajuste estructural llevaron al abandono de tales esfuerzos.
¿Le parecen sólidas las proyecciones de las Naciones Unidas que prevén una multiplicación por seis de la población del Sahel, de aquí a 2100?
Ninguno de estos países dispone de registros de Estado Civil. Todos los datos proceden pues de padrones y de encuestas de terreno. Las propias Naciones Unidas admiten la debilidad de tales fuentes, en particular por lo que se refiere al capítulo migratorio. El caso es que esta es efectivamente la tendencia y en materia de demografía se requieren 50 años para poder cambiar de rumbo. Los 6 países sahelianos están en una trayectoria que va a llevar su población, de 89 millones en 2015, hasta 240 millones en 2050 para alcanzar 540 millones en 2100. Para tal fecha, Níger tendrá por sí solo más de 200 millones de personas contra 15 hoy. El Sahel originará él solo una tercera parte del crecimiento de la población mundial. El Sahel es una bomba demográfica.
¿Ha desempeñado algún papel en esta inercia el hecho de que el Sahel haya sido tradicionalmente percibido como infra-poblado?
Pirámide España 2014. Y los que no llegan
Ciertamente, Pero lo que era verdad hace cincuenta años ya no lo es hoy en día. Las imposiciones del medio ambiente son severas, ya que el clima es árido o semiárido y los suelos poco fértiles. Muchos territorios ya han llegado a saturación. La rivalidad entre ganaderos y agricultores se ha intensificado y los conflictos se multiplican, sobre todo en Burkina Fasso y Mauritania. La llegada de grandes inversores que compran superficies importantes exacerba estas tensiones. Afortunadamente, en Níger, donde la situación demográfica es la más crítica, quedan todavía tierras arables disponibles. Pero no hay que creer que serán suficientes. No habrá sitio ni recursos para todo el mundo.
[…] La técnica más eficaz y comprobada a escala mundial consiste en garantizar el acceso de las mujeres a los contraceptivos, visitándolas cada trimestre en sus pueblos o convenciéndolas para que ellas mismas acudan al centro de salud más próximo. En África, Kenia, Ghana, Zimbabue o Madagascar, por solo citar unos pocos países, han conseguido resultados. Incluso en un país en ruinas, en cuanto se atiende a las mujeres, en cuanto se les da la posibilidad de elegir, los resultados aparecen.
Perjudica el escaso nivel educativo pero no es un factor insuperable. Bangladesh ha conseguido bajar la tasa de fecundidad de mujeres sin educar y dominadas por el marido, en el seno de las estructuras patriarcales muy duras generadas por el Islam. El Islam no es un hándicap, así, en Irán, el régimen de los ayatolás ha tenido mejores resultados que el del Shah y ha inducido una transición demográfica muy rápida.
Si no se actúa, ¿qué pasará?
Basta con ver lo que ya está pasando. La gente se va. A lo largo de la historia, la superpoblación siempre se ha resuelto de la misma manera: migraciones, guerras, hambrunas, epidemias. Podemos recordar aquí la experiencia europea. A finales del siglo XIX y principios del XX, cerca de 50 millones de personas emigraron masivamente hacia las Américas por razones similares a las migraciones sahelianas. Hay que acordarse de la fuerte crisis alimentaria acaecida en Irlanda con motivo de lo que se llamó “Hambruna de la patata”. Pero la situación era diferente, las Américas necesitaban mano de obra para su desarrollo y han favorecido las migraciones laborales. Además, las poblaciones de origen y de llegada compartían una misma cultura europea y una misma religión cristiana. Hoy las fronteras se van cerrando en todas partes. En África del Sur, el país más rico del continente ya existen movimientos anti-inmigración. ¿Dónde podrá ir aquella gente?
Entre 3 y 5 millones de personas ya han abandonado el Sahel desde las independencias. Lo más probable es que sean más de 40 millones de aquí a finales de siglo. Administrar problemas de tal magnitud será muy complejo. Sin embargo, los países occidentales que se verán obligados a acoger un gran número de ellos, actúan como si el problema no existiera. Organizar políticas de planificación familiar debería de ser una prioridad. Hablar de desarrollo sostenible insistiendo en dejar de lado la cuestión demográfica es absolutamente insensato”. [Le Monde 16.01.2017]
La práctica de la demografía es complicada, los profesionales de la cosa tienen que ser excelentes matemáticos. Yo lo soy pésimo. En cambio he podido observar que la mayoría son de una exasperante atonía ideológica. Conozco a uno, muy mimado por los medios y siempre dispuesto a decirle a la corrección política lo que desea oír. Lo llamo Doctor Pangloss, ya sabéis, el tutor de Cándido en la clásica novela de Voltaire, aquél que no para de declarar que “todo sucede para bien en el mejor de los mundos posibles”. Nuestro entrevistado no se libra de la lacra profesional. No tiene más remedio que prevenir sobre una situación espeluznante, pero no puede resistir contra la tentación de desdramatizar un poco.
Et in Arcadia Ego
Creo que hoy no es el día de volver a agobiar al personal con apabullantes cifras. Recordaré solamente que son muchos los países africanos no sahelianos con un crecimiento demográfico pavoroso, particularmente el Congo-Kinsasa, máximo gigante demográfico del continente con Nigeria. Recordaré que los países como Níger pueden multiplicar su población por 32 (han oído bien) en un siglo. En cuanto a aquellos países que nuestro demógrafo nos vende como en fase de “moderación” siguen teniendo cifras de crecimiento irracionales para nuestros criterios. Lo que pasa es que los países protagonistas del artículo atropellan, ellos, directamente la racionalidad.
Los métodos y las iniciativas susceptibles de mejorar la situación se nos venden como de fácil realización. En realidad y en la mayoría de los casos se trata de ponerle el cascabel al tigre. El entrevistado se refiere al interesante caso iraní. Por mi parte, tengo la convicción de que el relativo éxito de la transición iraní se debe a que, desde hace bastantes años, la sociedad civil viene dándole progresivamente la espalda al régimen de los ayatolás.
Todos los países musulmanes de África están sometidos a la presión del islamismo político. Pero incluso en países como África del Sur el predominio de los hombres sobre las mujeres aparece reforzado y las ideologías dominantes muestran una inquietante tendencia regresiva. Una encuesta relativamente reciente, realizada en el Chad mostraba que el promedio de hijos deseados por los hombres era de 13,7!!!
El 2 de Diciembre 2016, mencioné el aterrador concepto de “contratransición” demográfica -en un tiempo inimaginable para los demógrafos- inducida por el islamismo en varios países, notablemente Egipto. El peligroso Erdogan intenta a todo trance imponer el invento a las mujeres turcas, de momento con poco éxito. Las sectas evangelistas, ciertamente menos cruentas, siguen convocando a la proliferación de sus candidatos al Reino de Dios. Son muy activas en países africanos pero también de América del Sur, particularmente Brasil. De cara a cualquier posibilidad de humanidad sostenible, el oscurantismo religioso actúa como una verdadera patología mental.
Nada más por hoy. Con este imprevisto paréntesis, son ya 17 los trabajos dedicados en estos últimos meses a una desordenada y torpe tentativa de identificar las dolencias de la cultura europea. Falta el epílogo. ¿Podemos ser todavía éticos sin ser estúpidos?
La colmena