UN HOMBRE BUENO Y GRANDE
Ha muerto don Manuel, el padre de El Cid. Fue otro español sin medida, es decir, "feo, católico y sentimental", como el Marqués de Bradomín. Su orgullo taurino era "esa izquierda" de su hijo. Tardes de Madrid, Bilbao, Pamplona, Sevilla... Lo recuerdo en una sobremesa en Lisboa contando, emocionado, su escapada a la catedral de la ciudad, y divertido, su viaje a El Pardo con el cura de Salteras en un doscavallos. Hoy me quedo con la imagen del último toro de abril de El Cid en La Maestranza: el brindis a su padre, ya muy quebrantado, los pañuelos blancos, la vuelta al ruedo, las lágrimas del torero... y aquella última mano de don Manuel, que, al chocarla, era una mano enorme, viril y final. Un hombre bueno y grande.
Ignacio Ruiz Quintano
Ha muerto don Manuel, el padre de El Cid. Fue otro español sin medida, es decir, "feo, católico y sentimental", como el Marqués de Bradomín. Su orgullo taurino era "esa izquierda" de su hijo. Tardes de Madrid, Bilbao, Pamplona, Sevilla... Lo recuerdo en una sobremesa en Lisboa contando, emocionado, su escapada a la catedral de la ciudad, y divertido, su viaje a El Pardo con el cura de Salteras en un doscavallos. Hoy me quedo con la imagen del último toro de abril de El Cid en La Maestranza: el brindis a su padre, ya muy quebrantado, los pañuelos blancos, la vuelta al ruedo, las lágrimas del torero... y aquella última mano de don Manuel, que, al chocarla, era una mano enorme, viril y final. Un hombre bueno y grande.
Ignacio Ruiz Quintano