sábado, 6 de febrero de 2010

SÁBADO, 6 DE FEBRERO



PELANTRINES Y CAZADORES

Amadeo Vives y Azorín hablan en la calle:

V.- Hace ocho días, en el café de la Carrera de San Jerónimo, hablábamos sobre el asunto, y usted decía que no eran las gentes del campo las que más sabían de las cosas del campo. Suele suceder que los labriegos o los... No me acuerdo la palabra que usted usó. ¿Cómo era?

A.- Los pelantrines.

V.- Eso, los pelantrines. Suele suceder que los pelantrines confunden un pájaro o una hierba, es decir, que cambian las cosas e ignoran sus nombres. Y añadía usted usted que los que verdaderamente saben las cosas del campo son los cazadores. Por eso andaba usted siempre a la caza de libros de caza. Sobre todo, de libros de caza escritos por cazadores indoctos, no leídos, pero conocedores de su oficio.

A.- Conforme con usted. Y he citado muchas veces un librito titulado El experimentado cazador, publicado en tercera edición en 1817, y que es una verdadera maravilla de estilo. De estilo preciso, coloreado y pintoresco: "En el verano debes buscar y cazar las liebres en los labrados y palmares; en los prados juncales, en los altillos donde corra el aire, y en las viñas, al cebo de la yerba fresca y lo fresco de las parras."

V.- ¡Ah, qué bonito! ¡Es una fábula de La Fontaine!

A.- ¡Adiós, adiós, querido Vives! Ya hablaremos. Llevo mucha prisa.

Ignacio Ruiz Quintano