A Oti Rodríguez Marchante,
que vuelve de Berlín como los osos a la primavera
PELÍCULAS DE PRESOS
F. J. Gómez Izquierdo
Esa cuadrilla del cine que ordeña el presupuesto del Ministerio de ¿Cultura? no suele salir de películas que les garantice un sueldo eterno. Excepto un grupo devoto, no hay cristo que vaya a ver cine español, sin que eso parezca preocupar a los que lo hacen ni a los que lo pagan. Un servidor hace mucho que ignora el cine de cualquier país, pero de ciento en viento alguien te insiste en una novedad, y como no me gusta reñir, pues voy a ver qué se ve...
El otro día dieron no sé cuántos oscar -perdón, goyas- a una "peli" de cárceles, que como todas las "pelis" de cárceles equivocan a los espíritus puros que sólo saben de cárcel por las películas... Pero según me cuentan expertos en prisiones, ésta tiene su aquél, y detalles muy logrados en la caracterización de presos, reacciones y sobre todo... en el sorprendente y acertado recurso de Malamadre para presionar a la Administración Penitenciaria.
Las películas de presos suelen entretener mucho a todo tipo de público, y los que hacen cine en España han sido capaces de enseñar una prisión sin que haya republicanos presos a punto de ser fusilados. Han sacado "un talego"... pero es conveniente advertir que la acción que desencadena esa especie de tragedia griega es un imposible. Usted no verá nunca a un juez poniendo multas de aparcamiento, libretilla en mano, Gran Vía arriba. Antonio Resines tiene cara de jefe de servicios, pero no puede salir a la calle a dar palos como si fuera un gris de los de Franco...
Es también oportuno señalar que el actor que interpreta al psicópata Malamadre no lo hace tan bien. El personaje arrastra un rictus de bondad que no es achacable a primitivismo ni a ignorancia, pero como al parecer goza de mucho predicamento y consideración entre los suyos, no seré yo quien enmiende la plana de los que reparten premios. El actor que está en preso, en auténtico psicópata, en KIE del copón, es el de la camisa de cuadros negros, que no sé cómo se llama. Así es el amo de patio de un Módulo conflictivo. Malamadre, con sus ademanes, sería cabo de limpieza.
-Los presos son a los hombres como las gaviotas a los pájaros -así dice un conocido mío de Tarifa que anduvo un tiempo entre fardos de jachís-. Miramos a la gaviota de lejos y no nos molesta pero no nos gusta que se nos acerque. Nos da cierto repelús y no sabemos porqué... nos recuerda a película de Hitchkoch. Creemos que es ave asquerosa y no nos atreveríamos a guisarla.... pero si al atardecer usted se sienta en cualquier playa, no dejará de admirar el vuelo de lo que tenemos por pajarraco.
A un servidor lo que más le sorprendió de la película fue el mote que pusieron al funcionario de prisiones -Calzones-, pues lo tenía leido en las tapias de la derribada cárcel de Córdoba, y aventuró en su calenturienta imaginación que acaso el autor estuvo en alguna ocasión por el barrio de Fátima... Y sin duda alguna, el mordisco en la oreja al Iñaqui... Arrancar de un mordisco la oreja de un etarra, no es cosa a la que se haya atrevido nadie, ni en broma...
El otro día dieron no sé cuántos oscar -perdón, goyas- a una "peli" de cárceles, que como todas las "pelis" de cárceles equivocan a los espíritus puros que sólo saben de cárcel por las películas... Pero según me cuentan expertos en prisiones, ésta tiene su aquél, y detalles muy logrados en la caracterización de presos, reacciones y sobre todo... en el sorprendente y acertado recurso de Malamadre para presionar a la Administración Penitenciaria.
Las películas de presos suelen entretener mucho a todo tipo de público, y los que hacen cine en España han sido capaces de enseñar una prisión sin que haya republicanos presos a punto de ser fusilados. Han sacado "un talego"... pero es conveniente advertir que la acción que desencadena esa especie de tragedia griega es un imposible. Usted no verá nunca a un juez poniendo multas de aparcamiento, libretilla en mano, Gran Vía arriba. Antonio Resines tiene cara de jefe de servicios, pero no puede salir a la calle a dar palos como si fuera un gris de los de Franco...
Es también oportuno señalar que el actor que interpreta al psicópata Malamadre no lo hace tan bien. El personaje arrastra un rictus de bondad que no es achacable a primitivismo ni a ignorancia, pero como al parecer goza de mucho predicamento y consideración entre los suyos, no seré yo quien enmiende la plana de los que reparten premios. El actor que está en preso, en auténtico psicópata, en KIE del copón, es el de la camisa de cuadros negros, que no sé cómo se llama. Así es el amo de patio de un Módulo conflictivo. Malamadre, con sus ademanes, sería cabo de limpieza.
-Los presos son a los hombres como las gaviotas a los pájaros -así dice un conocido mío de Tarifa que anduvo un tiempo entre fardos de jachís-. Miramos a la gaviota de lejos y no nos molesta pero no nos gusta que se nos acerque. Nos da cierto repelús y no sabemos porqué... nos recuerda a película de Hitchkoch. Creemos que es ave asquerosa y no nos atreveríamos a guisarla.... pero si al atardecer usted se sienta en cualquier playa, no dejará de admirar el vuelo de lo que tenemos por pajarraco.
A un servidor lo que más le sorprendió de la película fue el mote que pusieron al funcionario de prisiones -Calzones-, pues lo tenía leido en las tapias de la derribada cárcel de Córdoba, y aventuró en su calenturienta imaginación que acaso el autor estuvo en alguna ocasión por el barrio de Fátima... Y sin duda alguna, el mordisco en la oreja al Iñaqui... Arrancar de un mordisco la oreja de un etarra, no es cosa a la que se haya atrevido nadie, ni en broma...