F. J. Gómez Izquierdo
Creían los científicos antiguos que histeria venía de útero y era enfermedad nerviosa más propia de mujeres que de hombres, pero la corriente mimosona y consentidora que ya nos ha invadido ha multiplicado los síntomas en infinidad de criaturas y no tiene usted más que abrir el As, Sport, Marca, Mundo Deportivo, además de los periódicos que se tienen por serios -La Vanguardia, un poner- para encontrar editoriales firmados por señores con ataques histéricos incontrolados.
-Mire usted... los árbitros españoles se equivocan mucho, pero no menos que los holandeses, los italianos ó los ingleses. La diferencia está en la maldad del que mira, que, como usted sabrá, no es lo mismo que el que ve.
El aficionado merengue o culé tiene pronta explicación al error -o lo que tiene por tal- del trencilla y empieza a tirar de antecedentes que pretenden aclarar la duda del escéptico. El aficionado de provincias hace tiempo que tiene calado el juliganismo de muchos periodistas y compara las cosas que pasan a su Racing, su Recre ó su Málaga y no entiende tanta desfachatez entre ricos. El aficionado de provincias cree que el Reglamento es uno y para todos y que hay jugadas que te venden como iguales sin serlo. El buen aficionado sabe que sólo histéricos sin conocimiento pueden encontrar el error del árbitro a la quinta repetición... y además el buen aficionado sabe lo que es penalty y lo que es fuera de juego.
Hay un árbitro en Segunda División al que padecen todos los equipos de la categoría, menos el Rayo Vallecano, y que se llama Hevia Obras... El buen aficionado sabe que ese señor puede armarla allí donde vaya, pero no porque tenga manía a Fulano o Zutano. Es porque es así. Un servidor le vio dos jornadas seguidas el año pasado (Xerez- Albacete y Córdoba- Sevilla Atlético) y en una expulsó a cuatro y en otra a tres jugadores. Hay por ahí un partido del Tenerife en el que echó a todo el banquillo y que Oltra recordará con especial cariño... Hace veinte días pitó en Córdoba y se cargó al delegado local, a algún jugador del Castellón en el túnel y denunció en el acta al club califal porque no funcionaba "el interné". A los que creen que exagero les invito a ver el final del Hércules-Betis del domingo en el Canalplús. Todo un personaje. Es hoy lo que en su día fue Jacinto de Sosa, el peor árbitro que han visto los siglos. No me extrañaría que nuestro Hevia ascendiera, como ha subido Iturralde -otro que tiene acumuladas unas cuantas broncas en Segunda que le suman como méritos-, y los que sabemos de su historial no nos sorprenderemos de que expulse a Casillas o a Iniesta por mirarle mal... ¿Qué se dirá entonces? ¿Centralismo? ¿Villarato?
Creían los científicos antiguos que histeria venía de útero y era enfermedad nerviosa más propia de mujeres que de hombres, pero la corriente mimosona y consentidora que ya nos ha invadido ha multiplicado los síntomas en infinidad de criaturas y no tiene usted más que abrir el As, Sport, Marca, Mundo Deportivo, además de los periódicos que se tienen por serios -La Vanguardia, un poner- para encontrar editoriales firmados por señores con ataques histéricos incontrolados.
-Mire usted... los árbitros españoles se equivocan mucho, pero no menos que los holandeses, los italianos ó los ingleses. La diferencia está en la maldad del que mira, que, como usted sabrá, no es lo mismo que el que ve.
El aficionado merengue o culé tiene pronta explicación al error -o lo que tiene por tal- del trencilla y empieza a tirar de antecedentes que pretenden aclarar la duda del escéptico. El aficionado de provincias hace tiempo que tiene calado el juliganismo de muchos periodistas y compara las cosas que pasan a su Racing, su Recre ó su Málaga y no entiende tanta desfachatez entre ricos. El aficionado de provincias cree que el Reglamento es uno y para todos y que hay jugadas que te venden como iguales sin serlo. El buen aficionado sabe que sólo histéricos sin conocimiento pueden encontrar el error del árbitro a la quinta repetición... y además el buen aficionado sabe lo que es penalty y lo que es fuera de juego.
Hay un árbitro en Segunda División al que padecen todos los equipos de la categoría, menos el Rayo Vallecano, y que se llama Hevia Obras... El buen aficionado sabe que ese señor puede armarla allí donde vaya, pero no porque tenga manía a Fulano o Zutano. Es porque es así. Un servidor le vio dos jornadas seguidas el año pasado (Xerez- Albacete y Córdoba- Sevilla Atlético) y en una expulsó a cuatro y en otra a tres jugadores. Hay por ahí un partido del Tenerife en el que echó a todo el banquillo y que Oltra recordará con especial cariño... Hace veinte días pitó en Córdoba y se cargó al delegado local, a algún jugador del Castellón en el túnel y denunció en el acta al club califal porque no funcionaba "el interné". A los que creen que exagero les invito a ver el final del Hércules-Betis del domingo en el Canalplús. Todo un personaje. Es hoy lo que en su día fue Jacinto de Sosa, el peor árbitro que han visto los siglos. No me extrañaría que nuestro Hevia ascendiera, como ha subido Iturralde -otro que tiene acumuladas unas cuantas broncas en Segunda que le suman como méritos-, y los que sabemos de su historial no nos sorprenderemos de que expulse a Casillas o a Iniesta por mirarle mal... ¿Qué se dirá entonces? ¿Centralismo? ¿Villarato?