viernes, 23 de agosto de 2024

Tom Paine



Ignacio Ruiz Quintano

Abc


Ahora que Occidente (sus oligarquías liberales, devenidas en patocracias soviéticas, pues Europa no ha conocido la democracia representativa) emprende una cruzada penal contra los “guerreros del teclado”, hay que recordar al más grande de todos (¡siempre se negó a cobrar por lo que escribía!) en glosa maravillosa de Bertrand Russell, el sabio con risa de pájaro carpintero que hoy, sólo por sabio, también estaría encarcelado.


Hablamos de Tom Paine, cuya semblanza empieza así: “Prominente en dos revoluciones y casi a punto de ser ahorcado por promover una tercera. Para nuestros tatarabuelos era una especie de Satán terrenal, un infiel subversivo, rebelde contra su Dios y contra su rey. Incurrió en la viva hostilidad de tres hombres no unidos generalmente: Pitt, Robespierre y Washington”. Hoy incurriría en la de tres hombres menores (pelagatos, en la comparación): Starmer, Breton (el Sacarino de la UE) y Obama (el Gran Narciso). Estamos, pues, donde estábamos hace dos siglos y medio.


Paine fue perseguido en Inglaterra por oponerse a la corrupción del gobierno; en Francia, por oponerse a la ejecución del Rey (cuya muerte votaron todos los corruptos que decretaron la gran mentira según la cual el Rey no había huido, sino que había sido raptado); y en América, de cuya revolución fue el único demócrata (introdujo en su Constitución el derecho a la búsqueda de la felicidad), por oponerse a la esclavitud.


El gobierno inglés de aquel tiempo –anota Russell– era una oligarquía despiadada, que usaba el Parlamento como un medio de hacer bajar el nivel de vida de los pobres, y Paine tuvo que huir para salvar la vida.


La importancia histórica de Paine es que “democratizó la prédica democrática”. Pitt y Washington lo odiaron por demócrata, y Robespierre, por impugnar su régimen terrorista. Los liberales ingleses le encargaban manifiestos “para educados”, pero el estilo de Paine era tan directo que llegaba a los de abajo, y esto lo hizo peligroso. ¡Un “guerrero del teclado”! Otro tuitero incontrolado, para Monsieur Breton, el pierrot franco (o senegalés) que firma la carta atenagórica contra Elon Musk, hoja fundadora del fascismo de meñique en alto, tan jodido como el de brazuelo. Pitt inauguró su mandato procesando a Paine, y Blake, el poeta, lo convence de que, si se queda en la liberal Inglaterra, lo ahorcarán. Huye a Francia, donde le encargan llevar a Washington como regalo la llave de la Bastilla. Permanece en Francia y es arrestado por Robespierre, salvándose de la guillotina por los pelos. Lo salva Monroe, el de la Doctrina, y no perdona que Washington no moviera por él un dedo. “Tomad de la mina la piedra más fría y dura. No necesitáis tallarla: es Washington. pero si lo hacéis, esculpidla con rudeza y en el corazón grabad... Ingratitud”, escribió al escultor de su estatua.


Los huesos de Tom Paine corrieron en la “liberal” Inglaterra la misma suerte que los de Hernán Cortés en la “reaccionaria” España.


[Viernes, 16 de Agosto ]