domingo, 25 de agosto de 2024

Adamo


Salvatore Adamo

Ignacio Ruiz Quintano

Abc Cultural


Adamo es tan suave que lo suyo ha pasado desapercibido, pues no sólo del Jardín del Amor –“jardinero del amor”, lo llamó Jacques Brel– puede vivir hoy un cantante. El padre Solís tiene referido cómo el señor Moctezuma había prohibido que en sus jardines hubiera árboles de frutas ni plantas medicinales, por ser cosa grosera e indigna del jardín de un príncipe, decía él, adornarse con plantas que reportan utilidades tan bajas y prácticas. El señor Moctezuma quería, pues, que en sus jardines sólo hubiera flores, porque las flores, como dijo el poeta, llevan en sí la suprema aristocracia de la belleza inútil. Pero Adamo no es un príncipe azteca, sino un cantante belga que, a sus más de sesenta años, ha de seguir cantando, y en España, donde, desde luego, entre flor y flor ha de dejar caer algún níspero:


Soy un hombre de izquierdas.


Quiere decir que no es François Villon, pero el nuevo periodismo español, si es de progreso, no sabe nada de François Villon, y Adamo, que viene de componer una flor para la princesa Mathilde de Bélgica –“se trata de un homenaje a la princesa y a su belleza: he escrito algo sobre la sonrisa de Mathilde y cómo cambia el mundo”– se ve en la obligación de ir más lejos:


Hoy es difícil ser romántico con problemas como el sida.


Hoy sabemos que, en manos de Adamo, un mechón de tu cabello o eso, sus manos, en tu cintura, eran una avanzadilla por la lucha final. Todo esto lo ha contado ahora Adamo en ese extranjero del pobre que es Cataluña, donde, sin embargo, no se ha atrevido a cantar “Manuel” porque le trae malos recuerdos.


La escribí en tiempos de Franco: conocí a un periodista que había estado en la cárcel por sus escritos, y eso me impresionó. Y no se llamaba Manuel.


¿Quién era Manuel? A lo mejor, aunque no sea educado dar nombres, un académico sobre cuyo nombre, dicen, el Generalísimo anotó: “Es el mayor enemigo del Régimen.” Pero cualquiera sabe.


Arrimemos a la oreja la caracola de Adamo: “Lumière, as-tu vu Manuel? / On m’avait laissée pour morte / Mais je brille beacoup plus forte / Car Manuel m’a rallumée / Au feu de la liberté / Nul ne pourra me soumettre / Et j’aveuglerai mes maîtres / Et j’embraserai le ciel / Car voici grâce à Manuel / Qu’on commence à me connaître / À Grenade et à Teruel / Qu’on commence à me connaître / À Grenade et à Teruel / À Grenade et à Teruel / Ah, ah, ah, ah…”