sábado, 4 de agosto de 2018

La ola

In Madrid, if you knou the city well, the night never ends 

 Ava Gardner


Ignacio Ruiz Quintano
Abc

    Del Cuerno de África, donde los progres sitúan el Infierno de Dante, llega la ola de calor que pone a los españoles en fuga hacia el Septentrión. Atrás, de guardia, queda Marlasca, el ministro-maniquí, tocando la concertina mientras arde Madrid, que tuvo mejores agostos.

    –Madrid, en agosto y con dinero, Baden Baden.
    
Cosa que dijo Silvela, no el marqués de la Valdavia, como leí en un libro de toros (todas las anécdotas de la literatura taurina son falsas) y me corrigió Enrique de Aguinaga, quien oyó a Valdavia una frase más verdadera, o la verdad en números redondos:

    –Madrid en agosto es ideal. Lo malo es que refresca por la noche.
    
Valdavia decía eso cuando en Madrid trasnochaba Ava Gardner, que presumía de un Madrid en que, si conocías la ciudad, la noche no acababa nunca.

    ¿Para qué quería la noche Valdavia?

    Fue un personaje entre los de Fray Candil y Valle-Inclán. Presidió durante veinte años la Diputación, en cuyos gastos de representación figuraban cestas de flores a Celia Gámez. Su sucesor, el doctor González Bueno, le contó a Emilio Romero, el Gallo de Arévalo, que el marqués tenía en el despacho un teléfono misterioso que de pronto comenzó a sonar con voces femeninas que le llamaban… “Mariano”, que eso sería marianismo, y no lo que el registrador de Pontevedra nos ha dejado.

    La cumbre de aquel marianismo berlanguiano fue la inauguración de la traída de aguas en un pueblo serrano: “Mientras el marqués daba la vuelta al grifo para que saliera el agua, unos discretos funcionarios municipales echaban al otro lado del tubo agua con unos cántaros”.
    
Al final, Don Juan de una sola noche al año (la del día de la Raza, elegida por patriotismo), cayó en la broma del propio Romero en un agosto madrileño. A dos meses de la fecha señalada, el marqués dijo encontrarse débil, y el periodista le recomendó como vigorizante la resina de los pinos de Arévalo, su pueblo, con tan buen resultado que hubo de adelantar el compromiso al día de las Mercedes.