DOMINGO, 26 DE AGOSTO
En aquel tiempo, muchos de los que seguían a Jesús, al oír sus palabras, dijeron: «Esta enseñanza es inadmisible. ¿Quién puede aceptarla?». Jesús se dio cuenta de que muchos de sus seguidores criticaban su enseñanza, y les dijo:
-¿Se os hace duro aceptar esto? Pues ¿qué ocurriría si vieran al Hijo del hombre subir adonde estaba antes? Es el espíritu el que da vida; la carne no sirve para nada. Las palabras que os he dicho son espíritu y vida. Pero algunos de vosotros no creen.
Es que Jesús sabía desde el principio quiénes eran los que no creían y quién era el que lo iba a traicionar. Y añadió:
-Por eso os he dicho que nadie puede creer en mí si no se lo concede mi Padre.
Desde entonces, muchos discípulos suyos se volvieron atrás y ya no andaban con él. Jesús preguntó a los Doce:
-¿También vosotros queréis dejarme?
Simón Pedro le respondió: «Señor, ¿a quién iríamos? Sólo tus palabras dan vida eterna. Nosotros creemos y sabemos que tú eres el Santo de Dios».
Juan 6, 60-69
Juan 6, 60-69