viernes, 10 de agosto de 2018

África



Ignacio Ruiz Quintano
Abc

    La dictadura de Sánchez se justifica como “gobierno para la mujer”, y la verdad es que a la mujer de Sánchez ya le han puesto un estanco para despachar másteres en África.
    
A mi lado, el caballero que viene de hacer un viaje por la España agitada por los desafueros de los hombres del Frente Popular, ordena a su chófer: “Juan, guarda las pistolas en la maleta, que ya estamos en África” –remataba una crónica Wenceslao Fernández Flórez.
    
Antes, en su “Genio de España”, 1932, Gecé había vaticinado que el comunismo para España significaría la vuelta de África sobre España.
    
El antecedente sanchista de “gobierno para la mujer” sería Lunatcharski en el Comisariado de la Cultura de la Urss, que colocó a Krupskaia, señora de Lenin; a Bouch-Bruevich, hermana de Lenin; a Trotskaia, señora de Trotski; a Kameneva, hermana de Trotski…
    
Lo de la señora de Sánchez será otra genialidad de Iván Redondo, el Juanelo Turriano de La Moncloa: si quieres a los inmigrantes del “Aquarius”, no les des un pez, sino una caña, es decir, un máster con el cual poder defenderse en la Unión Europea del bufónido Soros y los hueros “Manu” Macron y frau Merkel.
    
¡De las rosquillas de la tía Javiera a los másteres de la tía Begoña!
    
Sería un tremendo error permitir la entrada masiva de “blancos de clase baja” en este país. Si los nativos supieran que existe gente tan miserable en nuestra tierra, le perderían el respeto al blanco.
    
Éste fue el comentario que más impresionó a Churchill de cuantos oyó en su viaje al África británica en el otoño de 1907, y sería un gran comienzo para un máster. Eso, más un poco de demografía sobre la superpoblación en el Sahel, algo de canoas y elefantes, un plan para desenterrar el corazón del doctor Livingstone que los africanos pusieron bajo un árbol (con decreto de Sánchez) y, desde luego, un análisis del sms de Rajoy a don Guindos:
    
Aguanta, España es la cuarta potencia europea. No somos Uganda.
    
Uganda, anotó Churchill, “es un cuento de hadas”.