lunes, 27 de agosto de 2018

La dolce vita

 La dolce vita

Ignacio Ruiz Quintano
Abc

    Es lo de Mahoma y la montaña. Si Mr. Marshall no viene a Tebas, Tebas irá a Mr. Marshall. Y para inaugurar la Liga en los Estados Unidos, una genialidad, o sea, un Gerona-Barcelona. ¿Cómo no se nos ocurrió antes?

    Recordemos, servida por Jean Palette, una idea de Ganivet, aquélla de que España es una nación absurda y metafísicamente imposible, y el absurdo es su nervio y su principal sostén:

    –Su cordura será la señal de su acabamiento […] Quiero decir con esto que Don Quijote hizo tres salidas y que España no ha hecho más que una y aún le faltan dos para sanar y morir.
    
Todo indica que esa tercera salida será la Liga de Tebas en los Estados Unidos, y para empezar, un Gerona-Barcelona. La Gerona de Palafox y Dalí y el Barcelona de Gamper y Messi. ¿Dónde? Lo suyo sería Las Vegas, con esos hoteles que parecen sacados del calcetín de Tàpies, pero Nevada es un desierto como Pucela, malo para la hierba, y el Barcelona pide una alfombra como los campos de golf de Trump en Miami.
    
Si no los miras y oyes sólo el ruido del balón, parece una canción –susurró un día Roura, el entrenador de rondos en la Masía, al Tato Martino, que ignoraba los secretos del tiquitaca guardiolés (“En España, sólo a mí y a Bielsa nos gusta cortita”, tenía dicho el Gandhi de Sampedor).
    
Qué canción? “Bon cop de falç! / Bon cop de falç, defensors de la terra! / Bon cop de falç!”

    –En la segunda parte, el césped estaba muy alto –fue una vez la explicación de un canterano del Barça a su mal partido en Pamplona.

    La hierba cortita, como tallos de juncia, es el manjar culé del canterano triscador: el doctor Juan de Dios Huarte advertía ya en 1575 que cuando nos acordamos de algún manjar delicado y sabroso la sustancia vital acude al estómago y llena la boca de saliva, y es tan veloz su movimiento que si alguna embarazada tiene antojo de cualquier manjar y está siempre pensando en él, vemos por experiencia que arriesga abortar si luego no se lo dan.

    El sábado, en Valladolid, falló el césped, y las Desdémonas del Barcelona no pudieron desmayarse como acostumbran, por temor a lastimarse su pie inverosímil en el barbecho pucelano, y “amenazaron” a Tebas con no viajar a los Estados Unidos, si la hierba no es lo bastante cortita para cantar la canción que Roura oye en los rondos. Pero si Morante consiguió que en Madrid le quitaran la lenteja al ruedo que estorbaba para sus verónicas sin toro, ¿no va a conseguir Busquets que en Miami le corten la hierba donde echarse para ejercitar las dos cualidades que según Bergson constituyen el juego de la vida: elasticidad y tensión?
    
Después del Barcelona-Sevilla de Rubiales en Tánger, un Gerona-Barcelona de Tebas en Miami, lejos de la guerra civil Tractoria-Tabarnia, que a saber cómo pintarán los bastos el 27 de enero.
    
El saque de honor del Gerona-Barcelona lo haría Sánchez, que descendería al círculo del campo en helicóptero, escena ensayada este fin de semana en la finca toledana de Quintos de Mora. Con los contribuyentes circulando a 70 kilómetros por hora en la M30 por el antojo de los comunistas colocados en el Ayuntamiento de Madrid, el hiperactivo presidente está condenado a moverse por el aire, adquiriendo una pericia que le vendrá muy bien para el espectáculo de presentación americana de la Liga. Dado que en los Estados Unidos creen que España es México (políticamente, no sin razón), y para evitar que el ingenuo público confunda nuestro helicóptero presidencial con otra fuga del Chapo Guzmán, el genio de Iván Redondo podría recurrir al truco de Fellini en “La dolce vita”: un helicóptero que sobrevuela Roma con un Corazón de Jesús colgando, seguido por otro helicóptero informativo con el reportero Marcello Rubini. Redondo, fecundo en ardides, sólo debe cambiar la estatua del Corazón de Jesús por el cuerpo de Franco y a Marcello Mastroianni por Nachete Escolar. Sánchez, como se dijo, haría el saque, y consolidado en enero como dictador soberano (ahora sólo es un dictador comisario) podría incluso jugar un tiempo con cada equipo.

La dolce vita

EL SUEÑO DE KROOS

    Si Piqué se queja del césped, Kroos se queja del sueño. “Normalmente estoy durmiendo a esta hora”, dijo mientras jugaba contra el Getafe su juego wagneriano, ya que Wagner se adapta muy bien a banda, y siempre con metrónomo, como exigía el maestro Luna, para que hasta el último tonto mantuviera el compás. Es el sueño que Schuster pasó en el Barcelona de Maradona (¡y Cyterszpiler!), que volvía a dormir a casa cuando el alemán se levantaba para correr. Igual que Kroos, Luna era de pelo rubio, corto, y se peinaba “a lo Amadeo”. Y tampoco le gustaba la noche: componía de día, pero con luz eléctrica, para hacerse la ilusión de que era de noche. Y mientras Kroos juega, el pipero sueña, y su sueño se llama Mbappé.