viernes, 28 de octubre de 2016

Octubre

Mayo del 80

Ignacio Ruiz Quintano
Abc

Octubre es, por tradición, un mes de izquierdas, dentro de lo que cabe. Lenin en el Moscú del 37, Largo Caballero en la Asturias del 34, Fidel con los pepinos nucleares de Jrushchov en la Cuba del 62, donde la liquidación (“y que parezca un accidente”), también en octubre, un día como hoy, pero del 59, de Camilo Cienfuegos, sin olvidar el “vivo valgo más” del Che en La Higuera del 67. Y, cielo por cielo, lo del Psoe del 82, claro.

Hoy hace treinta y cuatro años que el Psoe subía de Madrid al cielo, que era el balcón del Palace donde González, subido en Guerra, que hacía de palé, prometió… ¡la recuperación de Gibraltar!, que yo lo vi.

Hoy Gibraltar está, no ya fuera de España, sino fuera de Europa, y el Psoe, en el famoso sepulcro del Cid, y bajo la doble llave de Joaquín Costa, que en el caso del Psoe, y vestido de Igor, es Pablemos.
Lleva uno media vida aguantando la chapa de señoritos que presumían de ex comunistas, y ahora que sale al ruedo un comunista en puntas (sin las fundas del consenso) se llevan las manos a la cabeza y te dan la chapa con la “antipolítica”, palabra que se decía mucho en el franquismo.

¡Ese Iglesias es igual que Trump! –es su “gif”.

Esta investidura es como el desayuno de lujo de Pablemos, que ha recordado al González de mayo del 80 en la primera moción de censura, a Suárez (“la democracia no soporta a Suárez”): zumo de “prosa cipotuda” (son sus palabras), y de tostada, el Psoe.

Cuando a Ganivet le dolía España recordaba el cuento del campesino nórdico que en su trineo, con sus hijos, se ve alcanzado por una manada de lobos, Podemos, que muerden ya las patas de sus caballos y les arroja el niño más pequeño, Snchz, para ganarles tiempo y distancia, mientras se disputan, aullando, sus despojos.

A veces creo que habrá que arrojar un millón de españoles a los lobos, si no queremos arrojarnos todos a los puercos.
Y el que se arrojó fue él, andaluz, pero cónsul en Riga, a las aguas heladas del Düna.