Tezcatlipoca
Ignacio Ruiz Quintano
Abc
Rita Maestre, portavoz de Madrid, ha llamado, con lirismo de ameba, trovador (“uno de los más inteligentes trovadores de nuestro tiempo”) a Bob Dylan, Nobel de Literatura 2016.
Como Zorrilla en el entierro de Larra (“…como una virgen al placer perdida / cuelga el profano velo en el altar…”), Rita, la cantaora municipal, se dio a conocer políticamente en una capilla universitaria con candor criminal (“arderéis como en el treinta y seis”) y lésbico (“el Papa no nos deja comernos las almejas”), conquistando el corazón de la joven y lírica sociedad madrileña, que la llevó al Ayuntamiento como los aztecas al mancebo del sacrificio en la fiesta de Tezcatlipoca, dios de la realeza.
–Que por mayo era, por mayo, / cuando hace la calor, / cuando los trigos encañan / y están los campos en flor –cantaba el trovador.
Cual Francisco Rico de la trova, Rita sitúa a Bob Dylan entre el colombiano Ricardo Arjona y el cubano Silvio Rodríguez.
Arjona canta a la menstruación (“de vez en mes te haces artista / dejando un cuadro impresionista / debajo del edredón”) como Rodríguez a la Revolución.
–Silvio era lo más necio de nuestra nación, incluso antes de hacerse parlamentario y dueño de una disquera y ciudadano del Cono Sur –anota (“Del clarín escuchad el silencio”) Orlando Luis Pardo Lazo, el Virgilio más indicado para quien desee transitar hoy el infierno eternamente castroterminal.
Para una “silvia” de varia lección: "Silvio nos daba un asco discográfico más allá de lo racional. .. Silvio era lo que no éramos en tanto generación de 'degenerados'... Cuando Fidel murió por primera vez, Silvio telefoneó a la Plaza de la Revolución para ofrecerse a cumplir la misión musical que fuera necesaria en una Cuba con Cadáver en Jefe... Deshabitamos como pueblo la paz póstuma de una habana habandonada, con h que hiede a los himnos numismáticos de los hijos de los hijos de p…"
Y aquí, Rita, doncella (emo) de Orleans sin Schiller, trovando tributos por los cajeros.