Aboubakar
Sorprendente goleador en Nápoles
Francisco Javier Gómez Izquierdo
Disputada la mitad de la fase de grupos de Champions, los aficionados tienen claro los dieciséis equipos que pasarán a la auténtica Copa de Europa. Sólo en el grupo E con Mónaco, Tottenham y Leverkussen, cuatro representantes de clase media, y en el B, donde Beksitas y Benfica -pasará el Benfica- se juegan una plaza, se adivina cierta emoción.
Los nuestros están intratables y hasta el Sevilla al que se le supone cierto sufrimiento ante las vacas sagradas parece que van a estar en octavos. Al Sevilla lo veía un servidor goleador y goleado con tanteos de tenis y con los principios cruyffistas de “...no importa que nos metan cuatro si nosotros colamos seis...”, pero Sampaoli no es tan suicida como amenazaba y ya me parece un estudioso aventajado de la materia. Con dos goles en tres partidos, el Sevilla ya tiene siete puntos y Sergio Rico aún está imbatido. Su principal rival, la Juventus, arrastra más fama que juego. Llevo unos años dudando de esa eterna verdad que se nos grabó a los que pasamos de los cincuenta de que un equipo italiano es un equipo italiano. Los equipos italianos siguen siendo rocosos, pero la erosión debilita y todas las piedras, incluso el mármol, van perdiendo brillo y calidad, si se abusa de su uso. El Nápoles ,que parecía ir como un tiro, cayó ayer ante un Beksitas en el que destaca Adriano, un despedido del Barça.
Ya saben, la cosa está entre los españoles y los alemanes. Al Arsenal se le pasará la inspiración después de Navidad y el Leicester..., el Leicester es un accidente que brotó para rejuvenecer a un caduco Ranieri, un entrenador del que nadie parece recordar que desgració al Atleti.
El partido-partido se anunciaba en Barcelona, con Guardiola y Luis Enrique, pero en una noche con más ruido futbolístico que nueces, Messi retrató a los dos entrenadores y les dejó dicho que son lo que son por lo que él es. Si este fenómeno está inspirado da igual la táctica que intentes para pararlo, porque... ¿Guardiola tenía ó no preparado un plan para anularlo? ¡Ah! Y esas frivolidades en ambas porterías son muy estéticas, pero pueden amolarte una final. ¡Al tiempo!
El Atlético, a lo suyo. Como si todos sus partidos fueran etapas de montaña y gozara en el sufrimiento. Al Atleti, ¡mira que le cuesta ganar!, pero gana. Y no le marcan, circunstancia ésta imprescindible para no perder.
Por último, el Madrid, al que la fase de grupos no le trae más que inconvenientes, porque obligado a ganar, ni ganando tranquiliza a seguidores y críticos. El gran Hughes, al que lee gente que no sabe leer, en busca de palabra blasfema, lo dice claro: “fútbol liviano y banal”. Fútbol sin Casemiro de aduanero. Fútbol al que le falta seriedad y le sobra tirabuzón. Estoy por apostar que la alineación que puso Zidane hubiese caído estrepitosamente ante uno de los importantes, pero ustedes hacen bien en afearme esa manía mía del fútbol-ficción. Zidane no nos va a sacar de dudas, porque estoy seguro -otra apuesta- a que no se va a atrever a repetir once de condición tan merengue. Entiéndase lo de merengue por un dulce liviano que nuestras madres hacían batiendo clara de huevo.
¿Y el PSG? Para un servidor, que tanto aprecia al formidable Unai Émery, el auténtico Tapado.