Margaret Chase Smith
Ignacio Ruiz Quintano
Abc
Si fuera por los politólogos españoles, el candidato republicano para América sería… Punset, por buenos modales (¡derecha "suaviter"!), cuya esencia es saber reprimir un bostezo.
Trump, nunca. “Le gustan las mises”, tiene dicho la enfermera Ratched, que regresa con el saxofonista.
–¡Si Jefferson levantara la cabeza! –se escandaliza un liberal “suaviter”.
Hombre, a Jefferson, que era ateo (un gran cínico… ¡y “magnate”!), le gustaban las esclavas y vivía en concubinato con Sally Hernings, a la que llenó de mulatos. Mas, todo lo contrario que Hamilton, tuvo la prensa de su parte, igual que todos los atletas sexuales del partido demócrata, desde el chisgarabís que enseñaba el saxofón a las becarias hasta el patriarca del New Deal, con sus Charlas al Amor de la Lumbre (“Fireside Chats”) y su Lucy Mercer Rutherfurd, que lo acompañó en la agonía, aunque eso, según Eleanor, la santa, dijo a Galbraith, no significa nada: “Todo el mundo sabe que Franklin estaba paralítico de cintura para abajo”. Pasando por los Kennedy, claro.
A Ted le gustaban las secretarias, y el tema recurrente de sus chistes era… Chappaquiddick. En cuanto a lo serio, la KGB desarchivó su ofrecimiento a la Urss contra los planes nucleares de… Reagan.
A John le gustaban las famosas, y ahí lo dejamos. Tuvo de segundo a Johnson, a cuyo lado Trump sería Olivia de Havilland en “Lo que el viento se llevó”, pero la proverbial grosería de LBJ era para la prensa… “énfasis johnsoniano”. JFK lo nombró porque “no merecía la pena ser presidente si Lyndon era el líder de la mayoría en el Congreso”.
Sobre la cacareada modernidad de JFK, este apunte de Galbraith:
–Propuso la tesis de que las mujeres carecen de talento político por naturaleza. Me pidió que nombrara triunfadoras. Respondí que Eleanor Roosevelt. Me pidió otra. Propuse Isabel I. JFK rió con desdén y dijo: “Ahora sólo te queda una: Maggie Smith” (la senadora de Maine, enemiga suya, que se enfrentó a McCarthy).
Suena Punset.