Enrique Pinti
Ignacio Ruiz Quintano
Abc
Esta dignidad de los colombianos ante la rendición de su Estado desapareció en España con el mayo madrileño de 1808 en la Puerta del Sol, y no ha vuelto.
Según Santayana, a quien Ortega, pregonero de los valores, no cita una sola vez en sus obras completas, el entusiasmo por el ideal, la lealtad por la autoridad o el deber, son incidentales en el hombre, “y no se puede confiar en ellos”.
Sólo hay que ver la campaña por la rendición colombiana del periódico orteguiano en esta España invertebrada.
–Sin unos ideales éticos, un periódico podrá tener éxito, pero correrá el riesgo de convertirse en un verdadero peligro para la comunidad.
Son cosas que decía Joseph Pulitzer, que impuso en Columbia una asignatura de Ética para que los ideales, la solvencia moral o los estándares profesionales no se infringieran “sin sentir vergüenza”.
–Un sentido del honor que, como dijo Burke acerca de la indigna nobleza francesa, les haga sentir “una mancha como una herida”.
La nobleza son los Nobel, de Obama a Vargas, pasando por Bergoglio, más Rivera y Sofi Miranda, que aspiran a algo.
Obama se sueña Lanza del Vasto, y dicen que, luego de hacer las paces con los ayatolás y los Castro, busca rendirse a Granjero Jorge, Jorje III, el Rey Loco, si nadie lo convence de que ya ha muerto.
Vargas se sueña Preysler, y regala a los juristas schmittianos un ideal: su renuncia… ¡a la “justicia retrospectiva”!
Bergoglio se sueña Enrique Pinti, y de ahí su “dictum” teológico cuando lo de Charlie Hebdo: “Si alguien insulta a mi madre, le espera un puño, ¡es normal!”
Y Rivera se sueña Perón (¡un Perón municipal!), aquél que dijo: “El argentino que pueda reír al pueblo desde la tribuna como Gardel en la pantalla, tendrá Argentina en un puño”. Rivera ha reído al “clamor del pueblo colombiano” apoyando con un folio municipal el “sí” a la rendición a Timochenko.
–Pedimos a Colombia que aproveche la oportunidad –explicó la riverista Sofi Miranda.
El mundo de Sofía.