Francisco Javier Gómez Izquierdo
Este día del Pilar ha salido extraño en Córdoba y no se han celebrado peroles como es costumbre porque por fin llueve con la ferocidad debida. Recogido en casa y descolgando las cortinas que manda mi doña escucho y leo hasta donde llega la tontería en España.
Tal día como hoy, en 1979, en una estación que ya no existe subí de madrugada a un tren que tuvo que detenerse no recuerdo cuantas horas en Miranda de Ebro, por entonces toda una capital ferroviaria, por culpa de la nieve. Con frío siberiano llegamos de noche a Vitoria, donde nos recogieron unos camiones que nos subieron a Gamarra. Allí estuvimos dos o tres días vestidos de paisano y con el pelo largo porque no había uniformes. Luego todo se hacía deprisa, corriendo y sin aparente sentido. Me mandaron a servir -con el escritor Muñoz Molina- al barrio de Loyola en San Sebastián en un año, 1980, donde todos los días fueron nefastos. La historia tiene dicho que 1980 parió un esperpento en febrero del siguiente año y que los españoles, todos los españoles, incluso los cobardes que buscaron pateras para huir, tomaron conciencia de lo que en verdad era importante.
En este nuevo siglo se reproduce, como las setas con las primeras lluvias, el garrullus hispánico, una especie fácil de distinguir por cómo berrea y lo absurdo de su canto. En sus tatuajes, en su corte de pelo, en su querencia al aparearse, en su mucho ruido, en su falta de sustancia, en la facilidad para buscarse una paga y en la poca gana que demuestra en el trabajo, he tenido entretenido el día hasta que ha llegado la Copa del Rey de fútbol, competición de la que siempre me he declarado entusiasta, pero a la que todos los clubes parecen despreciar ya sin el mínimo disimulo. Vamos, como la CUP al día del Pilar.
Cádiz-Córdoba no deja de ser un partido atractivo, pero si escuchas las declaraciones de los entrenadores y oyes que van a salir los que menos juegan y al empezar el encuentro compruebas que no es que jueguen los reservas, sino que salen de titulares los chicos del filial, te lleva los demonios que tu equipo quiera perder y se resigne a ganar si no queda mas remedio.
El Córdoba ha ganado 1-2 en el Carranza con mozos del B. El entrenador del Cádiz Álvaro Cervera, en vez de juventud ha puesto a los veteranos a punto de jubilarse. Tal que Güiza, que se cae en carrera; Abel Gómez, que tanto ha dado a tantos equipos; Mantecón, discutido hasta por los más irracionales gaditanos... Ha ganado el Córdoba con un gol de Juli, uno de los tres únicos titulares que hoy han jugado, y un golazo de Piovaccari, el delantero pasado de kilos que firmó el última día del plazo para fichar.
No interesa la Copa. Interesa que te toque el Barça o el Madrid, pero ellos mandan y te visitan cuando quieren y como quieren. Un servidor sueña con el sorteo puro. Aquél que eliminaba al Barça en Novelda o al Madrid en Toledo. Aquél que una noche hizo decir al tierno infante “Papá tengo una cosa en la tripa” y al decirle si estaba mal añadió: “..no, no, me gusta, me gusta y creo que vamos a ganar”. A los pocos minutos, Fernando, con el Betis, marcó de tacón un gol, creo que al portero Jáuregui del Córdoba en El Arcángel.
¡Que manera de pervertir los usos y costumbres