La preferencia como eco
de los cantos homéricos onubenses
Núñez aplaude a los desplazados
Jesús Vázquez, abajo a la izquierda
se retira derrotado
Sentimentales a los que admirar
Francisco Javier Gómez Izquierdo
Amaneció negro el domingo. Negro como boca de lobo por la parte de Almodóvar del Río, camino de Sevilla a Córdoba, que es de donde llega el agua. Estaban los madrugadores más somnolientos que de costumbre con un ojo en la tostada y el otro en el mapa del tiempo del televisor, pendientes de las nubes para hoy lunes día de San Rafael. El día de los peroles. En realidad, ni el arcángel San Rafael fue santo ni hoy 24 de octubre es su día, pero los cordobeses son como son y se sacaron una fiesta de la manga para beatificar la tradición perolista. Un día alrededor de un fuego que calienta, asa sardinas y panceta y guisa un arroz caldoso que es el último plato que se come pasadas las cuatro o las cinco de la tarde. Depende el tanteo del dómino, con acento en la primer o. ¡Ah! De postre, el pastelón de San Rafael, también llamado cordobés.
Acabo de comer y quiero hablar de ayer domingo y no de este puente semiclandestino, porque a las doce jugaba el Recreativo de Huelva contra el filial del Córdoba en El Arcángel. El Recre, como mi Burgos, en 2ªB..., y de los malos. De los que les sobra cartel de favoritos y complejos valetudinarios y les falta coraje y determinación. El Recre, como mi Burgos, arrastra su historia vestido de agrietada y triste melancolía sumiendo a sus seguidores -sobrios y serios castellanos unos y tan fieles como elegantes en la tribulación los onubenses- en una desolación sólo comprensible por las pocas almas puras que quedan en el fútbol.
En El Arcángel había más aficionados de Huelva que cordobesistas. Luego, ya saben, en todos los campos se pide cantera. Los guardias de seguridad no dejaron que nos juntáramos en la tribuna, la única grada abierta, imagino que por orden gubernativa o presidencial. ¡Con lo bien que nos traemos y los peroles que llevamos comidos estos años! Tengo que reconocer que daba cierta cosa ver y oír el ánimo incansable enviado desde la esquina blanquiazul. Los escasos blanquiverdes escuchábamos respetuosos y en silencio los cánticos de “los hermanos”. Un servidor, que tiene repartido el corazón en unas cuantas naciones futbolísticas, veía al Rece y veía El Plantío de la patria donde poco después batallaría otra leyenda que, como el Recre, perdería con el Izarra de Estella, ¡¡el Izarra!! por un ignominioso 2-3.
El Recre perdió 1-0 en un partido sin ocasiones y tristísimo, como su ánimo. En el Recre juega Núñez, aquel campeón de Europa con el Liverpool al que Queiroz le preguntó que de qué jugaba al salir en la 2ª parte y marcar el gol del empate en Villarreal. Capitanea el equipo Jesús Vázquez con 36 años, imagino que gratis, después de ganarse el respeto en Tenerife y Coruña. Dos futbolistas que deberían ser suficientes para manejar partidos como el de ayer, pero se les ve deprimidos y desbordados por todo tipo de penurias. A mí me parecen el ejemplo de una decadencia inevitable que a nadie gusta. Todo el mundo del fútbol habla sonriendo y con cariño del Decano... y de mi Burgos.
Esta agonía del Recre ya le adivinamos hace dos años y les juro que nada me alegraría mas que haberme equivocado.
Del Burgos prefiero no decir nada de momento.